martes, 6 de noviembre de 2012

Confesión y… café


Don Orione no escribió tratados sobre la confesión. Pero confesó mucho. Y personas de todo tipo. Confesó en todos los lugares: no sólo en los confesionarios, sino también sobre los barcos y en los automóviles.
Su interés por la confesión se refleja en su creatividad pastoral. En un folleto, a confesarse de noche. ¡Sólo para hombres y jóvenes! En el mismo  está escrito: confesión y café para todos.

A los hombres y jóvenes:
Ya no es una novedad, este año, pero es siempre una cosa hermosa y santa venir a confesarse por la Virgen de la Guardia, mis buenos amigos. En la noche del sábado 25 y el domingo 26 de Agosto, los invito a su Santuario de la Guardia: habrá una celebración para ustedes, expresamente y sólo para ustedes. ¡Ninguna mujer! De noche es conveniente que las mujeres, por seriedad y buen nombre, estén en casa… Me dirán: ¿y las jóvenes y las señoritas? Las jóvenes y las señoritas los dejen en paz, al menos de noche, ¡se vayan a dormir y soñar! Nosotros los hombres, en cambio, es otra cosa: el hombre debe estar siempre de pie, de mañana y de noche, si es necesario. Y cuando se trata de ir al Señor, no debemos desmentir a aquel tal Nicodemo  del Evangelio que iba de noche, cuando nadie lo veía…

             Los hombres de hoy tienen que trabajar; ustedes jóvenes, también, tienen que sudar, tiene que leer la "Gazzetta dello Sport", no tienen tiempo y no lo pretendo: vengan entonces de noche.
            Jesús nos espera también de noche. Vengan con buena voluntad y sin tanto miedo: los pecados, se confiesan quizás mejor de noche, porque no se ven. 
            Sus pecados, díganmelos en buen tortonés, y comiencen por los más grandes, aunque no sean tortoneses. Vendrán a confesarse conmigo o con otros, pero especialmente conmigo, que ando mucho por el mundo y  los pecados los sé todos; los adivino también, a veces siento su olor; que si no me los dicen ustedes, se los diré yo, con la ayuda de Dios: en un instante los pongo en su lugar, y se irán contentos con paz en el corazón. ¡Vamos, buenos amigos, coraje! Nos vemos el sábado a la noche. Los espero a todos.
            Es la hora de Dios, los llamo en el nombre de Dios: la Virgen nos espera. Si no ponemos la conciencia en su lugar ahora ¿cuándo lo haremos?, ¿cuándo llegará la muerte? Pero, ¿tendremos tiempo aún? ¿y será una confesión entones o será una confusión?
            Es hora que ustedes y yo nos pongamos a vivir como buenos cristianos, en serio: quien tiene tiempo no espere más.
            Queridos amigos, no somos animales, tenemos un alma, ¡debemos salvarla!
            La Virgen de la Guardia nos llama: su voz es de madre y de misericordia: ¡vengan!
            Los espero. 
            Don Orione.

PD: Confesión y café
Después de la comunión, me harán el honor de pasar todos a la casa, detrás del Santuario; les daré un buen café. Quiero mandarlos a casa con sus mujeres y madres, ¡con la boca dulce y el corazón contento; y tomarán dos o tres tazas, ¡pero no doce! ¡Me mandarán a la ruina!



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