Recopilación hecha por el P. Enzo Giustozzi fdp (+):
1.- Un santo triste, es un triste santo
“Un santo triste, es un triste santo”, decía San
Francisco de Sales. Cuando estamos de mal humor, estamos enojados, y todo nos
resulta molesto; y el demonio, que insinúa la tristeza con apariencia de
piedad, orden, disciplina, rectitud, etc., tiende sus lazos.
Es gran daño abatirnos por nuestros defectos y los
defectos de los demás.
¡Seamos humildes, sí, pero nada de abatirnos, nunca!
Vivamos, en cambio, llenos de filial confianza en la
bondad del Señor.”[1]
2.- Somos muchachos de 62 años
“Yo te hago saber que estaría muy bien, si no fuese por
algunas molestias cardíacas que no me permiten trabajar más que un poco durante
el día, y no me dan tregua de noche. Pero, como puedes ver, no me quitan el
buen humor.
¡Vamos, hombre! Que no
somos más que jóvenes de 62 años, por lo que si alguna de estas noches llegara
a venir la hermana muerte, la recibiré con fiesta, ya que viví bastante, ¿no te
parece? ¡Cuántos hay que ni siquiera tocaron los 60! Por tanto, conformémonos y
que sea como Dios quiera. Porque, si Dios me da vida, ¿sabes que tengo
esperanza de darle trabajo a tu astillero? (...)
¿Tienes trabajo? ¿Estás de buen humor? Si tienes trabajo
y estás de buen humor, fúmate un cigarrillo a mi salud, porque yo rezo para que
tu taller tenga trabajo y tú siempre estés de buen humor
¡Fíjate qué contento está este viejo cura sin
preocupaciones! Y tú, querido Franco, ¿estás alegre?[2]
3.- Don Bosco estaba siempre alegre y de buen humor, hasta cuando le sacaron la misa.
“Pareciera que el Señor nos quiere, en cierto sentido,
siempre niños y siempre alegres y serenos.
Es así, al Señor se lo
ama y se lo sirve en santa alegría, y no en tristeza; por eso San Francisco de
Sales no creía en la santidad melancólica y triste, y solía decir: ‘Santo
triste, triste santo’
San Francisco de Asís,
no se conformaba con la alegría, sino que quería la perfecta alegría.
He conocido a Don
Bosco, estaba siempre alegre y de buen humor, hasta cuando le quitaron la misa.
Y Santa Teresa decía:
‘nada te turbe’.
Nuestros hermanos, los santos eran así, y así tenemos
que esforzarnos, vencernos, y ser también nosotros: siempre contentos y alegres
en el Señor
¿Y cómo podríamos no estar llenos de santa alegría si el
Señor está cerca de nosotros y en nosotros? ‘Escrúpulos y melancolía, lejos de
la casa mía’, decía San Felipe Neri. (...)
¡Qué flor de prédica
le hice, Señora condesa, qué flor de prédica![3]
4.- Voy a tomar un vaso más de buen vino
“¡Ese día –que es pasado mañana- estaré tan contento que
quiero beberme un flor de vaso de vino más, pero de ese vino que como dicen los
romanos: est, est, est: super est! En resumen, un vino superlativo. ¡Espero no
pasarme de la raya![4]
5.- Tengan fe y buen humor
“Tengan fe, y estén de buen humor en el Señor. Y
compadézcanse mucho y ayúdense, y sigan
andando en humildad y caridad y alegría”[5]
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