Recopilación
hecha por el P. Enzo Giustozzi fdp (+):
6.- No tenía ni zapatos, en ese momento
“Hace Algunos meses el arzobispo de Milán, el Card.
Schuster, después de visitar el "Pequeño Cottolengo de Milán", le
dijo a nuestro P. Sterpi: - Escríbale a Don Orione que si llega a volver de
América con plata, no lo voy a reconocer más como Don Orione.
Cuando me llegó el mensaje, me pasé un cuarto de hora de
hilaridad, porque justo en ese momento, yo no tenía zapatos, por lo que no
podía salir de mi habitación. (...)
Pareciera que el Señor me hubiera dicho: pondré
enemistad entre ti y el dinero
Como pueden ver, queridos míos, estoy de muy buen
humor: esto les da a entender que estoy bien de salud: quédense tranquilos,
pues, y siempre de humor alegre también ustedes: sirvamos al Señor
alegremente.”[1]
7.- Quiero estar alegre y bailar in Domino, hasta en cuaresma
“Nosotros no somos trapenses: somos los gozadores de
la caridad: somos los santos de la alegría.
¡Ay de nosotros si andamos por ahí con gestos y cara
de cuaresma!
¡No, no, yo quiero estar alegre y bailar in Domino
hasta en cuaresma!
Si estamos tristes ¿cómo daremos felicidad a los que
están con nosotros?
Tenemos que irradiar el gozo, la alegría de Dios, la
felicidad de Dios: hacer sentir que servir y amar a Dios es vida, calor, ardor,
es vivir siempre alegremente, y que sólo los que sirven a Dios sienten la paz
gozosa y el bien, y gozo santo de la vida.
¡Nada de capa de plomo, ni sobre nosotros, ni sobre los que están
con nosotros!
Canten, toquen,
alégrense en el Señor: llenen la casa de un suave clima de fiesta.
¡Sirvan al Señor con alegría! ‘Escrúpulos y
melancolía, fuera de la casa mía’, decía San Felipe Neri.
Yo quiero bailar,
cantar y tocar, hasta después de muerto.”[2]
8.- ¡Yo quiero ser el santo de los bailes, de los cantos y de la alegría in Domino!
“Sirvamos al Señor alegremente:
nuestra mística debe ser la caridad alegre, nuestra doctrina totalmente gozosa
en el Señor; nuestra vida: en el Señor, en el Señor, en el Señor, gozosamente
en el Señor.
Padre querido hoy tengo muchas ganas de bailar: ¿habrá
baile en el Cielo? Si hay música, habrá también baile: yo quiero cantar y
bailar siempre.
En todo caso el Señor me preparará una sección especial para no
molestar demasiado a los contemplativos.
Estoy contento porque en el cielo habrá siempre
fiesta: y en las fiestas, siempre hay alegría, cantos, bailes, en el Señor, y
clima festivo. Quiero tenerlos a todos alegres: cantar y bailar siempre: quiero
ser el santo de los bailes, de los cantos y de la alegría en el Señor.”[3]
9.- En cama y a pura agua... hubiera sido a puro vino, todavía
“Querían que me
quedara en cama por lo menos tres días, y a pura agua. ¡Imagínense!
Si me hubieran dicho que tenía que estar en cama a
vino puro, bueno, a lo mejor me hubiera convencido, ¡pero a pura agua! ¡Y además
quedarme en cama!”[4]
“Se trata de ese Gonnella que estuvo con nosotros en
San Bernardino el primer año y después en Santa Clara; ahora aquí es médico,
una autoridad en medicina. (...)
¿Sabes lo que le dije? Escúchame, Gonnella, si me
dijeras que me quede en cama tres días a vino puro, nebiolo y barbera, por
ejemplo, entonces estamos de acuerdo; a lo mejor me paso todo el día cantando,
está bien, pero a pura agua ¡vamos! Un poco de discreción; ¿esta es la gratitud
que me demuestras por haberte recibido en el colegio?”[5]
10.- Cuando nos donen un avión, sacaremos a pasear a los viejitos a 5.000 metros de altura
“Desde Mendoza a Santiago de Chile fui por vía aérea
sobrevolando los Andes a 5.000 metros de
altura, sin sufrir nada, y eso que era la primera vez que viajaba en avión; en
algún momento usé un poco de oxígeno, pero más por precaución que por
necesidad.
Volveré a la Argentina en avión por
la misma línea.
Aquí todos están asombrados
por mi coraje, pero yo viajo para el Señor,
trabajo para el Señor, trato de ganar tiempo para trabajar más por las
almas y la gloria de Dios. ¡Estoy en las manos del Señor! Hay muchas almas que
rezan por mi.
Pienso que dentro de
no muchos años, cuando viajar en avión no sea tan caro, será bueno que los
Hijos de la Divina
Providencia viajen siempre en avión, para ganar tiempo y
trabajar más. Y también nuestras hermanas, ¡y Sor María Eustella también!
¿Y Ud. Qué opina, Sra. Queirolo? Y cuando la Divina Providencia
nos done un avión, vamos a sacar a pasear en avión a nuestros viejitos y
viejitas; ¡qué le parece! Un lujo que hasta ahora no se lo dan ni los
príncipes, eso de ir a pasear en avión a 4 ó 5 mil metros de altura. Y nosotros
dos, Sra. Queirolo, cuando estemos en el cielo, abriremos una ventanilla y les
diremos: ¡cuidado, no se asomen demasiado, sean prudentes y si no están bien
seguros, no suban muy alto! Que el refrán dice que ‘a los vuelos muy altos y
repentinos, suelen los precipicios estar vecinos’.”[6]
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