martes, 18 de marzo de 2014

Orionistas en camino en la Iglesia del Papa Francisco



En su carta “Orionistas en camino en la Iglesia del Papa Francisco” el P. Flavio Peloso nos da algunas claves de como los hijos de Don Orione debemos amar, caminar y seguir al Papa Francisco


¿Cómo amar y seguir al Papa Francisco?

Mientras estaba allí, escuchando al Papa Francisco y viendo su modo de ser, me vino espontáneo pensar: y yo ¿qué debo hacer? ¿Cómo debo cambiar? Y luego también: la Congregación orionista ¿cómo puede responder a Dios que nos ha enviado este Papa, Francisco, figura profética e institucional para nosotros importante?

 El Papa es la referencia segura del camino de toda la Iglesia. Pero por nosotros, Orionistas, debe ser seguido y amado con una pasión y una adhesión especiales, animados por nuestro carisma específico de “especial fidelidad al Papa”. En la oración que recitamos cada semana, pedimos: “Tú nos lo has dado por nuestro pastor y maestro, danos Señor, la constancia de profesarle siempre toda nuestra docilidad como hijos y todo nuestro amor” [2]. Don Orione explicaba que esta docilidad y este amor consisten en el “seguir siempre, en todo y por todo, las enseñanzas de él, no solamente en materia de fe y de moral, sino en todo lo que él, como Papa, enseña y manda… también sus advertencias, consejos y sus deseos”. [3]

America loves the singer, but not the song” (América ama al cantante, pero no la canción), tituló un gran periódico al día siguiente del triunfo de Papa Juan Pablo II en la Jornada Mundial de la Juventud de Denver (1993), para indicar la popularidad del Papa y al mismo tiempo la separación de su enseñanza. [4]  ¡Aquí salta la orioninidad que hay en nosotros! Nosotros debemos amar tanto al “cantante” como la “canción” entonada por Papa Francisco, “corifeo de la Iglesia”. [5]

¿Y si sucediese que nosotros, Orionistas, personalmente e institucionalmente, continuásemos como antes, sin novedad ni cambio, también en la Iglesia actual de Papa Francisco? Seríamos como “aquellos jovencitos sentados en las plazas que se dirigen a los otros compañeros y dicen: Les sonamos la flauta y no bailaron, les cantamos una lamentación y no lloraron” (Mt. 11, 16-17)

Padre Bartolomeo Sorge, con rápidas pinceladas, definió la Iglesia de Pablo VI dialogante, aquella de Juan Pablo II triunfante, aquella de Benedicto penitente y esta de Francisco evangélica, una Iglesia libre de la mundanidad, gozosa del Evangelio, pobre y sierva, cercana a la gente, testigo de la misericordia de Dios. [6] Existe una profunda y vital continuidad entre los dos pontificados: sólo una iglesia penitente, que reconoce sus pecados y su “mundanidad” y quiere purificarse (Benedicto XVI), puede emprender un nuevo camino de radicalidad evangélica en el Señor (Francisco). 


 Papa Francisco puso la Iglesia en el camino de la fidelidad evangélica, con su ejemplo, con su compromiso y también con tantos mensajes e iniciativas. Todos lo reconocen: entramos en una situación en la cual la Iglesia es puesta en movimiento. Papa Francisco no presenta objetivos particulares o imágenes precisas de cómo deberá ser organizada la Iglesia mañana para ser más evangélica y misionera en el mundo de hoy. Convoca a un camino de conversión a Jesús y al Evangelio “sine glossa”, acogiendo la voluntad y las sorpresas de Dios.

¿Cuál camino de la vida religiosa “al paso” de Papa Francisco? ¿Cuál sintonía con el “corifeo de la Iglesia” de parte de la vida religiosa que “pertenece intrínsecamente a la vida y a la santidad de la Iglesia” (LG 44)?

A estas preguntas buscaron responder los Superiores generales reunidos en Asamblea durante el mes de noviembre pasado y sobre estas preguntas pidieron indicaciones al Papa mismo. A partir de aquellos apuntes, intentaré fijar algunas orientaciones y trazos de camino en base al magisterio de Papa Francisco, de Evangelii gaudium en particular. [7]



Para leer la carta completa, visita:


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[2] Es la famosa oración de Ausonio Franchi, retocada y querida por Don Orione como oración característica de nuestra Congregación; en “Comunità orionina in preghiera”, p. 37-39.
[3] Son innumerables los pasajes en los cuales Don Orione nos ilustra las exigencias filiales del amor al Papa. “Hagámonos una grande y dulce obligación de practicar también las mínimas recomendaciones del Papa. En una palabra, sean siempre y dónde sea, o mis queridísimos, sean hijos devotísimos del Papa”; Scritti 52, 112. “Nosotros somos todos del Papa, de la cabeza a los pies; seamos del Papa de dentro y de fuera, con una total adhesión de mente y corazón, de acción, de obra, de vida, a aquellos que pueden ser los deseos del Papa”; Parola VI, 192.
[4] Diarios y canales de televisión llenaron la opinión pública con entrevistas y estadísticas para mostrar los tantos “no” a la moral del Papa y de la Iglesia de aquellos mismos jóvenes que lo ovacionaban.
[5] Corifeo, significa jefe de coro, guía de la sinfonía; es el título ecuménico reconocido a Pedro también de parte de la Iglesia griega.
[6] De apuntes de la intervención de Bartolomeo Sorge en la Asamblea de la USG de mayo de 2013.
[7] Será citada EG. Tiene un particular valor para nosotros el video mensaje del card. Jorge Bergoglio dirigido al Capítulo provincial tenido en Buenos Aires, en el mes de noviembre de 2009, en preparación al Capítulo General del año siguiente; hizo algunas reflexiones  “Sólo la caridad salvará el mundo”, anticipando algunas orientaciones, ahora convertidas en las grandes líneas de su pontificado. Citaré este documento “Al Capítulo”.


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