En su carta “Orionistas en camino en la Iglesia
del Papa Francisco” el P. Flavio Peloso nos da algunas claves de como los hijos
de Don Orione debemos amar, caminar y seguir al Papa Francisco
¿Cómo amar y
seguir al Papa Francisco?
Mientras
estaba allí, escuchando al Papa Francisco y viendo su modo de ser, me vino
espontáneo pensar: y yo ¿qué debo hacer? ¿Cómo debo cambiar? Y luego también:
la Congregación orionista ¿cómo puede responder a Dios que nos ha enviado este
Papa, Francisco, figura profética e institucional para nosotros importante?
El Papa es la
referencia segura del camino de toda la Iglesia. Pero por nosotros, Orionistas,
debe ser seguido y amado con una pasión y una adhesión especiales, animados por
nuestro carisma específico de “especial fidelidad al Papa”. En la oración que
recitamos cada semana, pedimos:
“Tú nos lo has dado por nuestro pastor y maestro, danos Señor, la constancia de
profesarle siempre toda nuestra docilidad como hijos y todo nuestro amor”
[2]. Don Orione explicaba que esta docilidad
y este amor consisten en el “seguir
siempre, en todo y por todo, las enseñanzas de él, no solamente en materia de
fe y de moral, sino en todo lo que él, como Papa, enseña y manda… también sus
advertencias, consejos y sus deseos”. [3]
“America loves the singer, but not the
song” (América ama al cantante, pero no la canción), tituló un gran
periódico al día siguiente del triunfo de Papa Juan Pablo II en la Jornada
Mundial de la Juventud de Denver (1993), para indicar la popularidad del Papa y
al mismo tiempo la separación de su enseñanza. [4] ¡Aquí salta la orioninidad que hay en
nosotros! Nosotros debemos amar tanto al “cantante” como la “canción” entonada
por Papa Francisco, “corifeo
de la Iglesia”. [5]
¿Y si
sucediese que nosotros, Orionistas, personalmente e institucionalmente,
continuásemos como antes, sin novedad ni cambio, también en la Iglesia actual
de Papa Francisco? Seríamos como “aquellos jovencitos sentados en las plazas
que se dirigen a los otros compañeros y dicen: Les sonamos la flauta y no bailaron,
les cantamos una lamentación y no lloraron” (Mt. 11, 16-17)
Padre
Bartolomeo Sorge, con rápidas pinceladas, definió la Iglesia de Pablo VI dialogante, aquella de
Juan Pablo II triunfante,
aquella de Benedicto penitente
y esta de Francisco evangélica,
una Iglesia libre de la mundanidad, gozosa del Evangelio, pobre y sierva,
cercana a la gente, testigo de la misericordia de Dios. [6] Existe una profunda y vital continuidad
entre los dos pontificados: sólo una iglesia penitente,
que reconoce sus pecados y su “mundanidad” y quiere purificarse (Benedicto
XVI), puede emprender un nuevo camino de radicalidad evangélica en el Señor
(Francisco).
Papa Francisco
puso la Iglesia en el camino de la fidelidad evangélica, con su ejemplo, con su
compromiso y también con tantos mensajes e iniciativas. Todos lo reconocen:
entramos en una situación en la cual la Iglesia es puesta en movimiento. Papa
Francisco no presenta objetivos particulares o imágenes precisas de cómo deberá
ser organizada la Iglesia mañana para ser más evangélica y misionera en el
mundo de hoy. Convoca a un camino de conversión a Jesús y al Evangelio “sine
glossa”, acogiendo la voluntad y las sorpresas de Dios.
¿Cuál camino
de la vida religiosa “al paso” de Papa Francisco?
¿Cuál sintonía con el “corifeo
de la Iglesia” de parte de la vida religiosa que “pertenece
intrínsecamente a la vida y a la santidad de la Iglesia” (LG 44)?
A estas
preguntas buscaron responder los Superiores generales reunidos en Asamblea
durante el mes de noviembre pasado y sobre estas preguntas pidieron
indicaciones al Papa mismo. A partir de aquellos apuntes, intentaré fijar
algunas orientaciones y trazos de camino en base al magisterio de Papa Francisco,
de Evangelii gaudium
en particular. [7]
Para leer la carta completa, visita:
__________________________
[2] Es la famosa oración de Ausonio Franchi, retocada y
querida por Don Orione como oración característica de nuestra Congregación; en
“Comunità orionina in
preghiera”, p. 37-39.
[3] Son innumerables los pasajes en los cuales Don Orione
nos ilustra las exigencias filiales del amor al Papa. “Hagámonos una grande y
dulce obligación de practicar también las mínimas recomendaciones del Papa. En
una palabra, sean siempre y dónde sea, o mis queridísimos, sean hijos
devotísimos del Papa”; Scritti
52, 112. “Nosotros somos todos del Papa, de la cabeza a los pies; seamos del
Papa de dentro y de fuera, con una total adhesión de mente y corazón, de
acción, de obra, de vida, a aquellos que pueden ser los deseos del Papa”; Parola VI, 192.
[4] Diarios y canales de televisión llenaron la opinión
pública con entrevistas y estadísticas para mostrar los tantos “no” a la moral
del Papa y de la Iglesia de aquellos mismos jóvenes que lo ovacionaban.
[5] Corifeo,
significa jefe de coro, guía
de la sinfonía; es el título ecuménico reconocido a Pedro también de parte de
la Iglesia griega.
[7] Será citada EG. Tiene un particular valor para
nosotros el video mensaje del card. Jorge Bergoglio dirigido al Capítulo
provincial tenido en Buenos Aires, en el mes de noviembre de 2009, en
preparación al Capítulo General del año siguiente; hizo algunas
reflexiones “Sólo la caridad salvará el mundo”, anticipando algunas
orientaciones, ahora convertidas en las grandes líneas de su pontificado.
Citaré este documento “Al Capítulo”.
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