Homila pronunciada por Mons. Adolfo Uriona, obispo de Añatuya, en la misa exequial del P. José Baldussi, en el Santuario del Corazon de Don Orione. Claypole, 18 de septiembre de 2013.
Queridos hermanos:
¡Se nos fue el P.
Baldussi! Parecía que su grata y benéfica presencia siempre tenía que estar
entre nosotros pero… esta es la realidad de nuestra existencia. Lo despedimos con
la firme certeza de que sigue más unido a nosotros en el “misterio de la comunión de los santos” y de que un día nos
encontraremos con él en el cielo. Este es nuestro destino y nuestra vocación:
arribar a los brazos amorosos del Padre Dios.
Los que tuvimos la
oportunidad de conocerlo (yo desde muy joven, hace más de 40 años…) y gozar de
su presencia lo primero que percibimos en él es que era un “hombre de fe” que vivía a pleno su sacerdocio.
Lo sintetizo en tres
aspectos que a mí más me impactaron pero que seguramente ustedes podrán agregar
muchos más.
1º. Era un hombre que estaba
centrado en Dios. Su amor por la Eucaristía y la Virgen lo palpábamos
observándolo en las largas horas que pasaba delante del Santísimo y en su rezo
del Rosario. Era un “hombre de Dios”,
y gozaba en su presencia…
2º. Era un “Padre”, con
mayúsculas. Fue un padre para la mayoría de nosotros que fuimos sus
novicios y/o clérigos, ya sea como formador o como director espiritual. Siempre
disponible, nos iluminaba con sus consejos simples y directos. Si nos veía
tristes o preocupados buscaba la forma de acercarse, con suma discreción, para ver
qué nos pasaba.
3º. También era muy “humano”, a
pesar de su intensa espiritualidad. Fue siempre un claro testimonio de
vida pobre y austera (se reflejaba en sus zapatos y en su portafolio…), esto lo
hacía alegre y bromista, gozaba de un buen humor constante, a pesar de que lo
vimos transitar momentos muy duros. Entregado totalmente a la gente, ya sea a
sus formandos como a los feligreses de las capillas, incansable en su
ministerio sacerdotal. “Un pastor con
olor a oveja”, en el decir del Papa Francisco.
Su vida y su partida son
un mensaje para nosotros, por tanto, no perdamos la ocasión de hacerlo nuestro.
a. Ante todo nos dice que
la vida nos ha sido regalada para ser entregada para los demás. La misma pasa
rápido y sólo cobra sentido cuando se convierte en “ofrenda” para los otros.
Sólo vale la pena cuando se la vive en una entrega total y generosa. “El que no vive para servir no sirve para
vivir”, dice un dicho.
b. Para nosotros los
consagrados, el P. Baldussi nos muestra fundamentalmente ¡qué hermoso es el
haber sido elegido para el ministerio sacerdotal! ¡Cuánto bien podemos hacer
siendo fieles a esta llamada de amor que nos hizo Jesús!
Que la partida del P. José
sea una semilla que cae en tierra y florece en abundancia de vocaciones para la
Congregación y la Iglesia.
Con toda seguridad podemos decir que la Virgen Santísima
y Don Orione lo han recibido en la gloria y, tomándolo de la mano, lo llevaron
al Señor diciéndole: recibe a tu “Servidor bueno y fiel”. Que así sea.
+Adolfo A. Uriona fdp
Obispo de Añatuya