P. Flavio Peloso
Don
Orione pasó en Argentina gran parte de los tres años que van de 1934 a 1937. En
este tiempo comenzó a hablar y a escribir algo en español, por la necesidad de
comunicarse directamente con las personas y en virtud de la inculturación,
queriendo “hacerse argentino con los argentinos”.
En sus
escritos y discursos en italiano, mientras estaba en América Latina y también después
de su vuelta a Italia, aparecen palabras y expresiones en español. Una palabra,
en particular, le pareció particularmente querida y la usó frecuentemente: los
desamparados. La expresión merece una profundización no en cuanto a sus
detalles lingüísticos sino porque se convirtió en un término carismático.
Parto
de algunas notas que un cohermano argentino, Facundo Mela, me ha enviado al
respecto sobre el significado etimológico del término desamparados.[1]
¿Qué significa desamparado?
La palabra desamparado
es el participio pasivo del verbo desamparar, cuyo primer significado es abandonar, dejar
a alguien sin protección (amparo) y sin la ayuda de algo que necesita.[2]
El
prefijo des-indica la negación del significado de la palabra a la cual
se antepone; indica privación, ser «sin».
El verbo amparar
significa proteger, socorrer, dar refugio, poner a cubierto; valerse de la
ayuda o protección de alguien o de algo.
El sustantivo amparo
significa acción y efecto de proteger o protegerse; protección, ayuda, sostén,
patrocinio; remedio, abrigo, asilo, refugio; significa persona o cosa que
proteje.
Por
tanto, desamparado tiene un
significado concreto, material (quien no tiene resguardo, abrigo, asilo, refugio,
un lugar donde protegerse), pero tiene un significado moral y relacional (quien
está sin ayuda, quien no tiene una persona a quien recurrir, que pueda
preocuparse por él).
Para entender
el significado de amparo y por
consiguiente de des-amparados, nos
puede servir de ayuda el texto de la oración mariana más antigua y de todos
conocida, el Sub tuum praesidium
confugimus.[3]Pues
bien, en español es traducida como “Bajo tu amparo
nos
acogemos”. En italiano se vuelve “bajo tu protezione buscamos refugio”; de modo similar en Inglés es “We fly to Thy protection”. Se aleja un tanto la traducción francesa: “Sous l'abri de ta miséricorde, nous nous réfugions”. Ésta última
traducción es la más fiel al significado originario del texto griego de la
oración, donde aparece el término εὐσπλαγχνία que normalmente es
traducido con misericordia y hace
referencia al σπλάγχνα, esto es a las vísceras maternas, en
Hebreo raHámîm.
Éste es el
refugio al que el orante recurre invocando a María: el útero, el regazo, las
entrañas maternas, de las que derivan los sentimientos de misericordia y
compasión y los actos de acogida, de protección, de ayuda.
De estas
primeras noticias etimológicas rescatamos la indicación de que los des-amparados son aquellos que tienen
necesidad de refugio concreto y de misericordia del corazón, de ayuda (pan, techo, salud) y de compasión, de servicios y de relaciones.
Don
Orione, que en su vocabulario apostólico tenía ya recogida una infinita letanía
de nombres y de situaciones de pobres y de pobreza, fue golpeado por esta
palabra española que encontró, quizás más completa y expresiva que otras para
aclarar su concepto de “providencia” y de “pobres”: desamparado es quien no tiene
providencia.
Algún texto de Don
Orione
Don
Orione conoció y usó el término español desamparado
sobre todo cuando se puso a idear, promover y realizar el Pequeño Cottolengo
Argentino de Claypole.
El
primer documento que testifica el uso del término por parte de Don Orione es el
discurso radiofónico en la Radio Callao, el 25 de abril de 1935, algunos días
después de la bendición de la primera piedra del Pequeño Cottolengo de
Claypole. En los apuntes escritos para este discurso leemos: “He venido a la
Argentina, para ponerme en manos de la Divina Providencia, como humilde
instrumento para ayudar y consolar a los miembros más doloridos y desamparados
de su sociedad, fundando un Pequeño Cottolengo”.[4]
Dos días
después, el 27 de abril, usó desamparados
en un texto italiano: “En el Cottolengo se vive alegremente: se reza, se
trabaja, en la medida que lo permitan las propias fuerzas: se ama a Dios, se
ama y se sirve a los pobres. En los desamparados se ve y se sirve a Cristo, en
santa alegría”.[5]
Predicando
los ejercicios espirituales (6-15de enero de 1936)en la “Casa de Lanús” (Villa
Dominico), junto al Padre Rodolfo Carboni, Don Orione dio una de sus
definiciones de desamparados.“Nosotros no estamos para los
nobles, para los hijos de los ricos, para las altas clases sociales. Los Hijos
de la Divina Providencia viven de la merced de Dios, de la vida de
trabajo y de pobreza, sólo debemos estar para los pobres, para los más pobres,
para los deshechos, para los desamparados (para los abandonados) de la sociedad”.[6]
Don Orione
traduce desamparados con abandonados.
Y así se volvió una palabra clave del Pequeño Cottolengo, porque
señalaba a sus destinatarios:
-
“los nuevos pabellones para los
desamparados”;[7]
-
“la Institución del «Pequeño
Cottolengo», destinada a proporcionar triple ayuda, social, moral y material a
los desamparados de la sociedad”;[8]
-
“Pequeño Cottolengo, institución
de caridad que recibe gratuitamente a las personas más desamparadas”;[9]
-
“institución de carácter
social, moral y material, acoge gratuitamente a los desamparados de cualquier
nacionalidad y de cualquier religión, que no encuentren refugio en otros
institutos de beneficencia”;[10]
-
(A amigos y bienhechores) “Procuren
acordarse siempre de estos hermanos nuestros desamparados. ¡Dios perdona muchas
cosas por una obra de misericordia!”.[11]
Don Orione
presentaba a San José Benito Cottolengo como “el Santo de los desamparados”;[12]
y animaba a “llenarnos de fervor en el amor de Dios y de los hombres,
especialmente de los más humildes y de los más abandonados e infelices, mirando
al Santo que es el protector de los desamparados. Aprender de él el camino.[13]
Desamparados:
es una condición
Pensándolo
bien, los desamparados, de los que
habla Don Orione,no son una nueva y particular categoría de pobres, sino que
son los pobres en situación de “abandono”.
¿Son éstos para Don Orione “los más pobres?”.En algunos
escritos hace una identificación: desamparados=sin providencia humana.
“Los
más pobres entre los pobres son aquellos a los que nadie provee y no pueden ser
acogidos en otros institutos”.[14]
De hecho, “Aquellos que tienen protección de otra parte, para ellos ya hay una
providencia de los hombres, nosotros somos los de la Providencia Divina, es decir que nosotros estamos para atenderá
quien le falta y ha agotado toda providencia humana. Donde acaba la mano del
hombre, allí comienza la mano de Dios”.[15]
En esta asistencia a los más pobres, a los desamparados Don Orione revela no sólo
una sensibilidad humano-social, sino una elección carismático-pastoral: la
caridad hacia “los más abandonados, los
más desamparados” era para él el signo público y simple, eficaz y
convincente, “para experimentar la Providencia
de Dios y la maternidad de la Iglesia”.
La institución
símbolo, fundada sobre el criterio de la elección de los más pobres en el
sentido de los más desprovistos de providencia humana fue y es ciertamente el Pequeño
Cottolengo. Para el santo Cottolengo, al igual que para Don Orione, “entre todos los pobres, el Pequeño Cottolengo
acoge a aquellos que están más abandonados y a los rechazados por todos. Para ser aceptados de hecho se requiere que no hayan encontrado
providencia de los hombres”.[16]
En los tiempos del Fundador, la
categoría más abandonada a sí misma y los más desprovistos eran los así
llamados “deshechos de la sociedad”,
es decir personas con graves limitaciones físicas y psíquicas. Ocurrió de este
modo que nuestros Pequeños Cottolengos fueron identificados popularmente como
lugares de acogida para estas categorías de personas. Pero de por sí el Pequeño
Cottolengo estaba “abierto a todos
aquellos que el mundo rechaza”,[17]
“para quien no tiene otro refugio”. Por
esto alojaba, con una sorprendente y fascinante convivencia, también a
huérfanos, ancianos abandonados o desadaptados por diversos problemas (hoy se
diría out cast, border line), persone fuera de cualquier esquema de fichas, de
categoría, de institución, y sobre todo de subvenciones.
Y ¿hoy?
Me doy cuenta que los conocimientos ideales y prácticos
que se reclaman son muy importantes en el momento en el que, hoy, debemos
inculturar el carisma en las nuevas situaciones sociales con nuevas respuestas
y nuevas formas. También hoy hay personas y grupos enteros de personas que
están fuera de la mesa prevista del welfare
estatal o privado, sin puesto y sin los requisitos para la inserción en las
instituciones subvencionadas de la providencia-previsión social. Son o están desamparados. ¿Tenemos aún espacio para
estas personas? Con qué formas e instituciones podemos aún tener “abierta la puerta del Pequeño Cottolengo”
o abrir otras puertas adaptadas para responder a las situaciones de los desamparados de hoy?[18]
“Sólo debemos estar para los pobres, para
los más pobres, para los deshechos, para los desamparados (para los abandonados)
de la sociedad”.[19]Este clavo fijo de nuestra finalidad carismática
no vale sólo para los Pequeños Cottolengos o para las otras instituciones caritativo-asistenciales.
Vale también para nuestras “parroquias en
zonas pobres”,[20] para las “escuelas y colegios para muchachos pobres y de clase trabajadora”.
La perspectiva de los desamparados da un focus
a toda la identidad y actividades orionistas. De hecho, el término desamparados indica mucho más que una
categoría sociológica de pobres. Sugiere un destino, una dinámica y un estilo
de servicio y de apostolado que el Papa Francesco está proponiendo apasionada y
ejemplarmente a toda la Iglesia.
Concluyendo
Ninguna
incertidumbre, por tanto, “los más pobres” de Don Orione y de los Orionistas
son “los más abandonados”, los “desamparados”, los más desprovistos de
otras providencias. Al caracterizar el “privilegium orioninum” para los pobres y
su mayor o menor grado de abandono y de falta de otras providencias: “Nosotros somos de la Providencia Divina, esto es no estamos
más que para atender a quien le falta y ha agotado toda providencia humana”.[21]
La inculturación/renovación del
servicio a los “pobres más pobres” en
las actuales situaciones sociales es un punto fundamental para la custodia y la
promoción del carisma orionista. Se está realizando con nuevas salidas hacia
los más pobres en las nuevas misiones, pero también en las Provincias
consolidadas, como en Italia, mediante grupos de ayuda, centros de escucha,
casas familias para la vida naciente, pequeñas instituciones para menores en
dificultad, iniciativas de acogida para emigrantes, ambulatorios gratuitos para
pobres, iniciativas de sustento para pobres fuera de las instituciones, etc.
En cuanto religiosos y en cuanto
comunidades orionistas debemos irnos “in
prima linea Pro Providentia!”.[22]De
otro modo terminaremos fuera de juego. Un Orionista fuera del campo de los
pobres desamparados está fuera de
juego y no podrá marcar su goal[23]carismático.
[1]Cf.
F. Mela, Don Orione expresándose en
español, “Messaggi di Don Orione”,
2011, n.136, p. 65-70; Don Orione
parla spagnolo, “Messaggi di Don
Orione”, 2013, n.140, p. 79-84.
[2]Real
Academia Española, Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa
Calpe, 199221. Emilio M. Martinez Amador, Diccionario bilingue, italiano – español, 1988.
[3]El
Sub
tuum praesidium [Ὑπὸ τὴν σὴν εὐσπλαγχνίαν] es el más antiguo tropàrion
devocional a Maria, en lengua griega, del III siglo y aún hoy muy
usado en todo el mundo cristiano.
[4]En
el texto dactilográfico, en español, hay señales escritas a mano para facilitar
la pronunciación; Scritti 115, 183-185b.
[5]En
el artículo Il Piccolo Cottolengo Argentino,
firmado por Don Orione, en el Boletín “Piccola Opera della Divina Providenza”,
1935, n.5, p. 8-11.
[6]En
Parola VI, 257.
[7]Invitación
al Piccolo Cottolengo de Claypole, Buenos Aires, mayo de 1936; en el Archivo
Provincial (Buenos Aires)3, Caja 3.
[8]Invitación
al Pequeño Cottolengo de Claypole, Buenos Aires, 19 de julio de 1937; Scritti105,
223 y 118, 161.
[9]Borrador
dactilográfico en español, con correcciones autógrafas, Buenos Aires, 2 de
febrero de 1937; Scritti 75,121.
[10]Borrador
para la planilla al “Señor Administrador
de la Compañía Telefónica”; Scritti89, 36.
[11]
Boletín Pequeño Cottolengo Argentino,
junio de 1936.
[12]Scritti61,
175 e 180; “de los desamparados” es español, mientras que el texto es en in
italiano.
[13]Scritti
61,175; “de los desamparados” se encuentra en el texto italiano.
[14]Scritti,
108, 55.
[15][15]Scritti 97, 251. “Ojalà que nuestro “Cottolengo” argentino llegue a ser un día, en medio
de esta gran urbe, el árbol de brazos anchos y amigos que convide a poner en
ellos su nido a las aves espirituales vagabundas, sin calor de nido ni reparo
de fronda, que son los pobres desamparados! Que asì sea”; Scritti 115, 185b.
[16]Scritti 81, 226.
[17]Scritti97, 251.
[18]Los
desamparados, salvo pocos casos, han
ido desapareciendo de nuestros Pequeños Cottolengos de naciones como Italia,
Brasil, Argentina, Chile, España y donde quiera que haya una legislación
socio-sanitaria más evolucionada, exigente y que paga. Pero no van
desapareciendo las personas y las categorías de pobres desprovistos de todo.
Los Pequeños Cottolengos, entendidos como “arca de Noé” en los que siempre hay
un puesto para las diversas miserias y necesidades de emergencia, se han ido
transformando, en muchos casos, en residencias sanitarias cualificadas y
financiadas para algunas categorías específicas.
[19]ParolaVI, 257.
[20]La
Norma 132 dice: “Se aceptan parroquias situadas en zonas pobres, donde sea
posible un testimonio de caridad en las formas que las épocas y las necesidades
requieran, dispuestos a dejarlas en el momento que cambie el contexto
socio-económico”.
[21]El art. 119 de las Constituciones: “Dedicados a los
pobres y necesitados, queremos considerar un privilegio servir a Cristo en los
más abandonados y rechazados”. La Norma 120: “El espíritu de caridad propio de
Don Orione debe llevarnos a resolver los casos urgentes y de piedad que la
Providencia pueda mandarnos, también a costa de riesgos e incomodidad. En los
centros grandes deberá haber dispuesto un local que pueda servir de asilo nocturno
de emergencia. En la aceptación, daremos precedencia absoluta a los casos más
pobres, sin dejarnos condicionar por valoraciones económicas”.
[22]Scritti 64, 322.
[23]Significa
meta, finalidad, objetivo.