ISRAEL RECONOCE LA AYUDA DE LA IGLESIA A LOS JUDÍOS
DE ROMA
“Sería un error declarar que la Iglesia católica, el Vaticano y el
propio Papa se opusieran a las acciones dirigidas a salvar a los judíos”: así
lo declaró hoy el embajador de Israel ante la Santa Sede, Mordechay Lewy, con
ocasión de la entrega de la medalla de “Justo entre las Naciones” a la memoria
del sacerdote orionino Gaetano Piccinini, hoy en el Centro Don Orione de Roma.
Durante la segunda guerra mundial, y sobre todo durante la ocupación nazi
de Roma, Piccinini, actuando con la ayuda de la red de casas de la Pequeña Obra
de la Divina Providencia de san Orione, consiguió salvar a muchos judíos, entre
ellos los componentes de la familia de Bruno Camerini, quien pidió oficialmente
la condecoración.
“A partir de la redada en el gueto de Roma del 16 de octubre de 1943 –
afirmó Lewy – y en los días siguientes, monasterios y orfanatos mantenidos por
órdenes religiosas abrieron las puertas a los judíos y tenemos motivos para
pensar que esto sucedió bajo la supervisión de los más altos exponentes del
Vaticano, que estaban por tanto informados de estos gestos”.
No sólo no es cierto que la Iglesia católica y sus instituciones se
opusieran a la salvación de los judíos, sino que “lo cierto es más bien lo
contrario: prestaron ayuda siempre que pudieron”.
“El hecho de que el Vaticano – añadió el embajador – no hubiese podido
evitar la partida del tren que llevó al campo de exterminio, durante los tres
días transcurridos desde la redada del 16 de octubre hasta el 18, sólo puede
haber aumentado la voluntad, por parte vaticana, de ofrecer sus propios locales
como refugio para los judíos”.
Para Lewy, es cierto que “los judíos romanos tuvieron una reacción
traumática”. Estos, de hecho, “veían en la persona del Papa una especie de
protector y esperaban que les salvase y evitase lo peor”.
“Sabemos todos qué sucedió – afirmó Lewy – pero debemos reconocer que el
que partió el 18 de octubre de 1943 fue el único convoy que los nazis
consiguieron organizar desde Roma hacia Auschwitz”.
A la pregunta de si estas consideraciones arrojan una mirada distinta sobre
las polémicas que por parte judía se refieren a la figura del papa Pío XII y a
la iniciativa de su beatificación: “El judaísmo no es monolítico – afirmó Lewy
– y hay opiniones distintas a nivel histórico”.
Sin entrar en la cuestión de la beatificación, que pertenece a la Iglesia
católica: “Lo que nosotros sabemos no nos permite decir que fuese todo blanco o
negro, pero se equivoca quien niega que el Vaticano, el Papa y las
instituciones católicas hayan actuado para salvar a los judíos”.
Quizás puedan surgir nuevos elementos con la apertura de los archivos
vaticanos, “pero no puede esperarse la verdad completa, porque en tiempos tan
duros muchas cosas no podían siquiera ponerse por escrito”.
“Es mi opinión personal – concluyó el embajador – que la verdad de aquel
tiempo trágico en su totalidad está oculta y así permanecerá”.
Entrevista al padre Flavio Peloso, superior general de la Obra de Don
Orione
En 1943, en plena II Guerra Mundial, cuando la furia diabólica de los nazis
parecía imparable, hubo muchos héroes desconocidos que arriesgaron sus vidas
para salvar a judíos perseguidos cuyo destino parecía marcado.
Entre estos héroes desconocidos estaba el padre Gaetano Piccinini,
religioso de la Pequeña Obra de la Divina Providencia (Obra de Don Orione).
Hoy, jueves 23 de junio a las 11 de la mañana, en la Sala de Congresos del
Centro de Don Orione de Roma, Mordechai Lewy, Embajador de Israel en la Santa
Sede, entregó al padre Flavio Peloso, superior general de los Orioninos, la
Medalla de los Justos entre las Naciones, en memoria del padre Gaetano
Piccinini.
La Medalla de los Justos entre las Naciones es el más alto honor del Estado
de Israel, atribuida a los que ayudaron en la salvación de los judíos durante
la Shoah.
“Es una ocasión-explicó el padre Flavio Peloso- para recordar, a través del
padre Gaetano, a todos los Orioninos que han contribuido en salvar las vidas de
muchos judíos durante los años de la guerra”. Para recuperar la historia de
tantos héroes que contribuyeron en la salvación de los judíos y para conocer
mejor al padre Gaetano, al que se debe la fundación del Centro Don Orione en el
barrio romano de Monte Mario,
ZENIT ha entrevistado al padre
Don Flavio Peloso.
- ¿Quién era el padre Gaetano Piccinini?
Padre Flavio Peloso: El padre Gaetano Piccinini (Avezzano 1904 - Roma 1972)
fue recogido por el padre Luigi Orione después del terremoto de Marsica de
1915. El Santo ejerció de padre con él y Piccinini se identificó afectiva y
espiritualmente con él, convirtiéndose en religioso y sacerdote entre sus Hijos
de la Divina Providencia. Licenciado en Letras, fue director y rector de
diversos institutos Orioninos. Promovió muchas aperturas de nuevas casas y
obras en la Italia meridional, en Inglaterra y en los Estados Unidos. Más tarde
fue consejero general de la Congregación.
Se le recuerda como hombre de gran ingenio intelectual y de notables
capacidades organizativas que supo ejercer magníficamente en tantas empresas de
bien. Era una especie de “Bertolaso” de nuestra Congregación. Se lanzaba a
todas las grandes emergencias. La que recordamos con esta medalla, la salvación
de muchos judíos, fue sólo una de las emergencias a las que el padre Piccinini
se dedicó con pasión.
Posteriormente trabajó por los huérfanos y los mutilados de postguerra,
organizando una docena de grandes instituciones en Italia, entre las que está
la de Monte Mario. Luego fue al rescate de la inundación de Polesine (1951),
ayudó con tempestividad y sabiduría en el terremoto de Irpinía (1962), en el
desastre del Vajont (1963), incluso en el terremoto del Valle de Belice (1968)
En Sicilia, Gibellina.
Su vida y su actividad incansable se detuvieron el 29 de mayo de 1972,
dejando una gran recuerdo por su integridad sacerdotal, por su apostolado clarividente
y emprendedor, por su profunda vida interior, el culto de la mistad, la
promoción del laicado.
- ¿Por qué se le ha concedido la Medalla de los Justos?
Padre Flavio Peloso: En el periodo de las leyes raciales, a partir de 1938,
fue director del Instituto de Novi Ligure (AL) y rector del Instituto
Pontificio Escolástico “San Felipe Neri”, en el barrio Appio en Roma. Durante
la II Guerra Mundial trabajó, sobre todo en Roma y se prodigó en socorrer a
muchas personas de raza judía, a menudo arriesgando su propia vida. Mantuvo
después relaciones de amistad con las personas salvadas, como es el caso de
Bruno Camerini, que figura como el que ha realizado la petición oficial de la
medalla “Justo entre las Naciones”, porque fue salvado por él. Entre los rescatados
hay algunos personajes famosos del mundo hebreo italiano. Por ejemplo, el
famoso escultor Arrigo Minerbi, acogido, con nombre falso y con el papel de
profesor, en el Instituto San Felipe Neri de Roma. Es obra suya la llamada
“Madonnina”, de 9 metros de altura, que se yergue sobre el Monte Mario,
bendiciendo a Roma. Con Arrigo Minerbi, en el San Felipe Neri, estaba también
Ettore Carruccio, eminente matemático y físico. Pero toda vida es preciosa a
los ojos de Dios y así era para el padre Piccinini que intentó salvar a todos
los que pudo.
El padre Gaetano Piccinini ya recibió un primer reconocimiento del
Presidente de la Comunidad Israelita de Roma en el que leemos: “1945-1955. Los
judíos de Italia agradecidos al padre Gaetano Piccinini”. Después vino otro
reconocimiento oficial en 1994 de Benè Berith con el Diploma de un Árbol
plantado en Jerusalén. Ahora llega del Yad Vashem, Instituto para la Memoria de
los Mártires y de los Héroes del Holocausto, el título y la Medalla de “Justo
entre las Naciones”.
- ¿Los Orioninos han realizado muchas actividades en defensa de los
judíos?
Padre Flavio Peloso: Don Gaetano Piccinini es el caso más relevante de la
acción en favor de los judíos realizada por muchos hermanos y por varias casas
de la Pequeña Obra de la Divina Providencia de San Luigi Orione. Este capítulo
de historia, permanecido en la discreción, fue reconstruido por mi
investigación “Orioninos en ayuda de los judíos durante los años de exterminio”
(Mensaje de Don Orione, 2003, nº112, pp. 75-106) y en el libro de Mario Macciò,
“Génova y ´ha Shoah´, Salvados por la Iglesia” (Il Cittadino, Génova,
2006).
También recientemente, se han publicado nuevas páginas de la solidaridad
valiente y generosa que tienen como protagonistas a religiosos y casas de Don
Orione de toda Italia. Invariablemente, siempre el coordinador era él, desde un
extremo a otro de Italia, el padre Piccinini. Encontré conmovedor el hecho de
que los hermanos, fieles a la consigna de absoluta reserva en estas
operaciones, sólo después de 50 o 60 años después de los eventos han comenzado
a revelarse cosas. La mayoría de las cosas quedará oculta.
- ¿Qué le empujó a arriesgar la vida para salvar a los hermanos de
fe hebrea?
Padre Flavio Peloso: En la Secretaría de Estado, de la época, estaba
monseñor Giovanbattista Montini, después Papa Pablo VI, que formó parte siempre
del círculo de Amigos de Don Orione, al que conoció personalmente en los años
´30. Era monseñor Montini el que transmitía al padre Piccinini y a los
Superiores de la Congregación, los deseos de Pío XII, y muy probablemente
señalaba también a personas y a situaciones concretas de judíos por los que se
pudiera “hacer algo”.
Nosotros los Orioninos profesamos un IV voto de especial fidelidad al Papa,
y pretendemos, por el sensus Ecclesiae que nos inculcó Don
Orione, realizar no sólo los mandatos sino los deseos del Papa y de los
Pastores de la Iglesia. Además de la motivación humanitaria, fueron
determinantes las indicaciones de Pío XII y las peticiones de colaboración de
los obispos en las ciudades donde actuaban. Es decir, que además de un acto
humanitario y de caridad evangélica, la ayuda a los judíos era una expresión de
vida eclesial.
- ¿Qué significado tiene hoy una historia heroica como la del padre
Gaetano?
Padre Flavio Peloso: Como superior general de la Familia
Orionina, debo decir que este reconocimiento tributado al padre Gaetano
Piccinini se agradece mucho porque honra a un hermano dignísimo, a la
Congregación y a la Iglesia. Para nosotros los Orioninos, constituye un
estímulo a cultivar, un estilo de caridad sin límites, que muestra la
maternidad universal de la Iglesia. Como decía Don Orione, “la caridad no mira
si el que la pide tenga un nombre, una religión, una patria, sino si tiene un
dolor”. El padre Gaetano Piccinini actuaba exactamente así.
Discurso que el embajador de Israel en la Santa Sede, Mordechai Lewy, ha
realizado al entregar la medalla de “Justo entre las Naciones”, a la memoria
del padre Gaetano Piccinini. Roma, 23 de junio de 2011. Sala de Congresos del
Centro Don Orione, Vía de la Camilluccia, 120.
Deseo saludar al respetable Superior General de la Obra Don Orione, el
padre Flavio Peloso, el señor alcalde de Avezzano, el señor Antonio Floris,
monseñor Andrea Gemma, obispo de Isernia y Venafro, a los familiares del justo
Gaetano Piccinini, y de la familia Camerini, señoras y señores
Estoy contento de haber podido aceptar la invitación para participar en
esta ceremonia en honor del padre Gaetano Piccinini, que ayudó a salvar a los
miembros de la familia Camerini, haciendo lo posible para aliviar la dura
prueba a la que fueron sometidos durante el periodo de la ocupación.
No me detengo en los detalles del asunto que ya mi colega Livia Link ha
ilustrado y además hay testimonios directos presentes, que pueden contar mucho
mejor que yo, esta historia.
Sin embargo, querría mencionar muy brevemente un tema ampliamente debatido:
el comportamiento de la Iglesia durante el periodo de ocupación nazi en Roma,
durante el que la vida de los judíos de la ciudad estuvo en serio peligro, y de
tantos que, desgraciadamente, no volvieron de los campos de exterminio.
Sin el padre Gaetano Piccinini, y otros hombres y mujeres como él, el
número de vidas humanas destrozadas hubiera sido más alto.
Al padre Piccinini le reconocemos no sólo haber dado asilo, sino el haberlo
hecho por el respeto al origen e identidad de cada uno.
Después de una redada en el gueto de Roma, el 16 de octubre de 1943, y en
los días sucesivos, monasterios y orfanatos dirigidos por órdenes religiosas,
abrieron sus puertas a los judíos, y pensamos que esto sucedió bajo la
supervisión de las instancias más altas del Vaticano, que estaban informadas de
estas actuaciones.
Sería por tanto un error, declarar que la Iglesia Católica, el Vaticano y
el Papa mismo se opusieron a las acciones dirigidas a salvar judíos.
En realidad, sucedió todo lo contrario: prestaron ayuda a todos los que
pudieron.
El hecho de que el Vaticano no pudiese evitar que saliera el tren que fue
al campo de exterminio, durante los tres días transcurridos después de la redada
del 16 de octubre hasta el 18, sólo aumentó la voluntad, por parte del
Vaticano, de ofrecer los propios locales como refugio para los judíos.
Los judíos romanos sufrieron una reacción traumática.
Ellos vieron en la persona del Papa a una especie de protector del que
esperaban que les salvase y evitase lo peor. Bueno, todos sabemos lo que pasó,
pero debemos reconocer que el que partió el 18 de octubre de 1943 fue el único
convoy hacia Auschwitz que los nazis consiguieron organizar en Roma.
Esto es lo que deseaba compartir con ustedes. No les entretengo más y les
agradezco su invitación.