En el año 1984, luego de la gran inundación que azoto el Norte Argentino y sur del Paraguay, mi papá junto con otros dos hombres de Pompeya, viajaron hasta el Paraguay para llevar ropa y alimentos al P. Ángel Pellizzari[1] quien se encontraba en la misión de Ñeembucu.
P. Ángel Pellizzari |
En esa ocasión mi papá, un hombre que ama el trabajo y amigo del P. Ángel, tuvo la gracia de conocer otro gran misionero, el P. Luis Cacciuto,[2] un hombre que lo impacto por su amor a la misión y a los pobres.
Si bien mi papá habia escuchado mucho sobre la naciente misión en Paraguay, el testimonio de estos dos hombres y el haber compartido con ellos charlas, ratos de mate y algo de su trabajo, lo impacto más.
Pero lo escandalizo mucho mas, cuando se encontró con otros religiosos que rechazaban ir a la misión de Paraguay ya sea por la falta luz eléctrica, los mosquitos o los grandes sacrificios que exigía. Recuerdo claramente su comentario: “Para que se hicieron curas, si no quieren laburar”.
P. Luis Cacciuto |
Durante esos días en Paraguay, ambos le contaron acerca de la formación que habían recibido casi en la misma época. En dos lugares distintos, uno en Italia y el otro en Argentina, habían sido formados en el sacrificio, la entrega y el amor a los pobres. Habían recibido una formación muy exigente, que no daba lugar a medias tintas, pero que los había preparado para ser verdaderos apóstoles e dignos hijos de Don Orione.
Hasta al día de hoy, mi padre recuerda a estos dos misioneros, que eran felices donde nadie quería ir.
Hasta al día de hoy, mi padre recuerda a estos dos misioneros, que eran felices donde nadie quería ir.
De los escritos de Don Orione:
“¡Trabajo, trabajo, trabajo! Nosotros somos los hijos de la fe y del trabajo. Y tenemos que amar, y ser apóstoles del trabajo y de la fe. Tenemos que esforzarnos por trabajar, y trabajar cada vez más”.[3]
“¡Trabajo, trabajo, trabajo! Nosotros somos los hijos de la fe y del trabajo. Y tenemos que amar, y ser apóstoles del trabajo y de la fe. Tenemos que esforzarnos por trabajar, y trabajar cada vez más”.[3]
P. Luis Cacciuto y P. Angel Pellizzari |
[1] De Gossolengo (Piacenza, Italia), muerto en Génova el 15 de Agosto de 2011, a 85 años de edad, 68 de profesión y 57 de sacerdocio.
[2] De Barano d’Ischia (Nápoles, Italia), muerto en Mar del Plata el 12 de enero de 1992, a 62 años de edad, 46 de profesión y 36 de sacerdocio.
[3] Carta al P. Pensa. Tortona, 5 de agosto de 1920.