Si bien había sido párroco de la Divina Providencia por más de 10 años, los primeros recuerdos que tengo del P. Ángel Pellizzari[1] se remontan a mi infancia, cuando mis padres decían: “¡viene el P. Ángel!”, siendo sus visitas causa de alegría para nosotros, pues era la visita de un amigo que venía de las misiones, quien compartía sus experiencias en Paraguay y nos contaba como las comunidades de Ñeembucu iban creciendo.
Recuerdos de mis padres y la gente de Pompeya
Mis padres lo conocían muy bien, ya que los había acompañado durante su juventud y fue quien bendijo su matrimonio. La generación de mis padres había vivido con el P. Ángel la implementación del Concilio Vaticano II en la parroquia de Pompeya, años y recuerdos que quedaron grabados en su memoria. Hasta el día de hoy mi padre me habla de lo que fue “escuchar la misa en castellano” por primera vez, compartir la Palabra de Dios, ir de misión a la Rioja, las dinámicas de grupo, el cine debate, y muchas cosas más que el P. Ángel llevo adelante entonces, fruto de un mayor compromiso con el Pueblo de Dios, especialmente con los pobres. Cosas que recién comprendí en teología cuando el P. Giustozzi me hizo ver de un modo más académico y científico lo que mi papá me contaba con su sencillez.
El Padre del Paraguay
Para mucha gente de Pompeya, era “el Misionero” que había dejado todo para ir a predicar el evangelio entre los más pobres. Mientras que en el Paraguay se lo recordaba, junto al P. Luis Cacciuto, por su ardor apostólico y amor a los pobres, visitando hasta los ranchos más alejados, viajando a pie, a caballo, en canoa o en camioneta.
Pero también era para otros quien cumpliría lo dicho por el Fundador al entonces P. Bogarín, que este último seria ordenado obispo, recibiría a la Congregación en Paraguay y moriría luego de la entrada de la misma.
Su presencia en momentos claves de mi vida
Yendo a celebrar la misa |
Pero también era para otros quien cumpliría lo dicho por el Fundador al entonces P. Bogarín, que este último seria ordenado obispo, recibiría a la Congregación en Paraguay y moriría luego de la entrada de la misma.
Su presencia en momentos claves de mi vida
Los caminos de la Providencia hicieron que el P. Ángel estuviese presente en momentos que marcaron un antes y un después en mi vida
1- Fue quien me bautizo a principios de 1974.
P. Ángel bautizando al P. Facundo el 4 de Enero de 1974 |
2- Veinte años luego, me dará algunos consejos antes de ingresar en la Congregación.
3- En 2004, antes de ser ordenado diacono me dará un regalo totalmente inesperado durante la fiesta patronal de “N. S. de la Divina Providencia”. En la acción de gracias de la misa, me llamo, repito las palabras de Don Orione: “… a quien le dejaremos la estola…” y me la entrego su 50° aniversario de sacerdocio, dejándome sin palabras y al borde de las lágrimas. Después de la misa, mi papá me llamo aparte y me dijo: “esta estola hay que llevarla con honor, es la estola del P. Ángel…”, como recordándome que no era cualquier estola, era la estola del “Misionero”, por esa razón es la única estola que traje conmigo a la misión.
4- En 2007, nos encontraremos por última vez en Camandoli (Génova), donde me dará algunos consejos para la misión: “… estar muy en medio de la gente, después de buena oración y mucha humildad, pues quien trabaja después, no sos vos, Espíritu de Dios se sirve de vos…”. Simples y sabias palabras emanadas de una vida gastada por el Reino de Dios.
P. Ángel y P. Facundo en Camandoli (Genova) 2007 |
Los recuerdos sobre Don Orione
Durante nuestro último encuentro, junto con los consejos para la misión, me contará como conoció a Don Orione. Aun recuerdo su rostro iluminado contándome el elogio del Fundador hacia él y un compañero: “Entonces nosotros hicimos todo, fuimos al hospital de Tortona, distribuimos [los volantes] a los enfermos y cuando volvimos, entonces fuimos de Don Orione, el cual nos dijo claro: ‘ustedes son los garibaldinos de la Virgen’. Podes imaginar que fiesta, en el corazón…”.
Recordar al P. Ángel es recordar una vida totalmente entregada al Evangelio y a los pobres, como también recordar un digno hijo de Don Orione y un verdadero misionero. Y en mi caso particular es también recordar un padre en la fe.
P. Facundo Mela fdp
[1] De Gossolengo (Piacenza, Italia), muerto en Génova el 15 de Agosto de 2011, a 85 años de edad, 68 de profesión y 57 de sacerdocio.
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