Aunque no dirigida directamente a un joven, nos
agrada traer aquí esta carta de Don Orione a un amigo bienhechor, a cuyos
hijos había acompañado a Roma. Los presentó al Papa y les hizo visitar los
monumentos más importantes. Luego, por la noche, mientras ellos descansaban
tranquilos, escribe una carta expreso a sus padres para informar los sobre el
viaje y el buen desayuno de café con leche con facturas. ¡Alegría y delicadeza
de un padre!
“¡Almas y Almas!”
Roma, sábado 12 de julio de1924
(20hs)
Gentilísimo Señor Gambaro:
¡Gracia, consuelo y Paz de Nuestro
Señor!
Le escribo mientras sus hijos descansan desde las cuatro y media de la tarde, después de contarle en el
telegrama que habían sido recibidos por el Santo Padre, quien les dio a besar
su mano, los miró con agrado y los bendijo. Y también bendijo algunos objetos
de devoción que Eduardo y Franco llevarán de recuerdo a sus seres queridos.
Estaban verdaderamente felices de encontrarse en el Vaticano y delante del
Papa, les parecía mentira.
El viaje fue muy bueno; con nosotros no había más que
un señor, que descendió luego en Pisa. De modo que han podido estar muy cómodos
y descansar bastante. También se divirtieron.
Llegando a Civitavecchia tomaron café con leche con
facturas. Allí nos estaban esperando.
Después de habernos higienizado, me acompañaron en la
Santa Misa, luego tomamos el desayuno y nos preparamos para la audiencia que
estaba prevista a las 13 hs.
Antes de ir a ver al Papa se confesaron y visitaron la Basílica de San Pedro; después de la audiencia nos encontramos con Monseñor Migone y con un buen amigo mío que es guardia de honor y estaba de servicio, de modo que los condujo a visitar las Galerías de Rafael y algunas partes del Vaticano. Luego fuimos a nuestra casa central de Vía Appia Nuova 126; necesitábamos descansar. Después de cuatro horas los encontré todavía durmiendo profundamente, y es bueno que descansen. ¿Quién sabe qué estaban soñando?... Vi que los dos tenían la frente serena y estaban contentos ¡que Dios esté siempre con ellos!
Tienen ya las postales, pero no tuvieron todavía
tiempo para escribir: lo harán mañana. Será ciertamente un gran recuerdo y una
verdadera luz para toda la vida.
Devotísimo servidor en Jesucristo y
María Santísima.
Sacerdote Luis Orione de la Divina
Providencia