En un discurso, Don Orione invitara a los “carissimi”[1] a
aprender español, para poder ir a las misiones, ganarse la estima de la gente y
ampliar sus horizontes.
“Si
falta alguno, está ausente, después le dirán ustedes lo que les digo: sus hermanos están estudiando en Roma, algunos filosofía, otros teología, derecho canónico, la sagrada liturgia y otros materias
auxiliares, como sería el estudio
que enseña a descifrar las escrituras antiguas, el griego y hebreo. Querría poner un curso de lenguas,
porque se dice que un hombre tanto vale cuantas lenguas sabe.
Ahora ustedes participaran de la partida, en diez días, de los nuevos misioneros: sería
ya el tercer grupo de hermanas
que cruzan el océano y dos sacerdotes, pero no saben idiomas, porque si los supiesen, irían
sin ninguna dificultad y se ganaría una mayor estima. Dirían, los de
América: ¡Oh! Este sacerdote ya
habla español! ... Querría pues una escuela de español,
un curso libre, en pocos meses se aprende. Ninguno tiene la obligación de
estudiar español, pero sería bueno aprenderlo, porque se habla en 25 naciones.
Como tenemos misiones en Uruguay, en
Argentina, donde se habla español, y en otros países de Sudamérica, así podrán
ir por el mundo, verán entonces que Italia es pequeña... Si alguno es llamado y siente el deseo ir a predicar el Santo Evangelio a los más necesitados, si alguno siente como
una voz que decía: tú no naciste para
vivir en un vaso de agua como es
Italia, yo le aconsejo de tomar algún curso, si realmente siente esa gran voz...
Nosotros tenemos al P. Greppi que
estuvo 30 años en Argentina donde se habla el español, yo creo que lo sabe
bien. Los argentinos esto lo tienen en cuenta; por tanto con él ustedes tendran
la facilidad de practicar el español, el P. Greppi lo sabe hablar; el español
tiene muchos vocablos latinos. Escuchen, para decir joven se dice ´muchacho´[2]
(los clérigos se ríen). ¡Seguro, es una hermosa lengua!... (Don Orione también sonríe).
El
año pasado partieron clérigo 5 clérigos y este año otros 5. Ahora allá son las
vacaciones y hace calor; en un mes las escuelas comenzarán: me gustaría enviar
5 maestros para enseñar la lengua española. Mientras tanto aquellos lo hacen
muy bien, pero si hubiesen sabido un poco de español, ¡cuanto más podrían haber
hecho! Aquellos de ustedes que irán allá para ayudar y expandir el bien,
sabiendo español, podrán hacer más bien! ...”[3]
[1] “I carissimi”
(“los queridísimos” o “más queridos”
en italiano): eran las vocaciones
tardías para la época, que alternaba el estudio con el trabajo, colaborando en
la construcción del Santuario de la Guardia, u otras labores (otras
construcciones, panadería, etc.). Vivían y estudiaban en la casa de San
Bernardino en Tortona.
[2]
En el original en italiano está escrito “muchacho” y al lado entre paréntesis “muciacio”, que leído en italiano suena
como en español.
[3] Parola V, 19-20. Tortona 30 de Enero de 1932.
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