martes, 29 de noviembre de 2011

P. Tomás Alonzo: de jardinero a obrero de la Providencia


            Tuve la gracia de conocer al P. Tomás Alonzo en mi parroquia natal allá en Pompeya. Su figura siempre me impactó, un sacerdote anciano de sotana negra, sentado en el confesionario o arreglando el jardín del atrio parroquial, pues ese había sido su antiguo oficio.
            Él había sido un simple inmigrante que trabajaba de jardinero de los padres del Sagrado Corazón, cuando conoció a Don Orione durante el Congreso Eucarístico de 1934, mientras este daba una catequesis para la comunidad italiana en la iglesia de San Carlos.
            Ese encuentro cambiaría la vida de Tomás quien dejará todo para seguir al Fundador.


            Mi padre siempre lo admiró por su capacidad de trabajo. Se levantaba a las 4 de la mañana, rezaba, comía algo y salía con un camión del depósito de Pompeya a “buscar la Providencia para los pobres del Cottolengo”, por quienes desgastó su vida, como le había enseñado el Fundador.
            Luego, al volver por la tarde a la parroquia, descansaba un poco y comenzaba a trabajar de nuevo arreglando el jardín del atrio parroquial. Nosotros éramos chicos y nos decía: “venga acá, ayúdeme”, pues pese a tener unos 80 años, se arrodillaba para trabajar y cuidar las plantas, “hay que sacar la gramilla”, decía mientras con un cuchillo removía la tierra y sacaba los yuyos. “Traiga la manguera”, “ayúdeme a pararme”, eran sus frases.
            El P. Tomás contaba que siendo clérigo, había trabajado en los comienzos del Cottolengo de Claypole, y más específicamente, había manejado el arado durante la construcción de los caminos internos del mismo.

P. Tomas (2° a la derecha) en la inaguración del Cottolengo de Claypole

           Era un hombre de trabajo, muy sencillo, que como el mismo contaba, había llegado a ser sacerdote gracias de Don Orione, estudiando en casa un poco, digamos a la orionita. Pero, lo que no tenía de ciencia, lo tenía de la sabiduría que le enseñó el trabajo.
          Durante sus recorridas por Buenos Aires, visitaba bienhechores, empresarios, hombres de negocios, etc., a quienes les pedía “algo para los pobres del Cottolengo”. Muchos de los cuales se sentían impactados ante este sacerdote anciano de sotana gastada.
            En sus recorridas, también sufrió el rechazo, los insultos y el maltrato, pero eso no lo asustaba, ni lo desanimaba, pues él tenía que continuar su misión, tenía que buscar “algo para los pobres del Cottolengo”.
            Otra cosa que hacía, que podríamos llamar “picara”, era ir a dedo al Cottolengo, esperando que algún alma generosa, viendo a este sacerdote anciano de sotana negra, frenara y se ofreciera a llevarlo. Esto se convertía en una ocasión para hacer conocer el Cottolengo y buscar nuevos bienhechores.


           Por otro lado, pese a codearse con gente de mucho dinero, supo vivir la pobreza de modo casi espartano, todo lo que recibía se lo entregaba al ecónomo provincial o al director del Cottolengo. Vestía ropa de Providencia, comía lo que había, nada era para él, todo era para los pobres. Su vivencia del voto de la pobreza, no necesitaba ninguna explicación, solo era necesario verlo.
            Otra faceta de este gran hombre, fue su amor por la confesión. Pasaba horas sentado en el confesionario, y mientras que parecía que se dormía, repetía: “que más, que más”. Sus penitencias eras grandes, pero su sonrisa y su misericordia lo eran más.
Breviario en mano, rezando las horas y cuanta estampita encontrase, nos preguntaba: “¿estuvo en misa?”, si decimos que sí, nos mandaba a jugar, y si decíamos que no, decía: “entonces, vaya a escuchar misa”.
            Si bien, tenía un carácter fuerte, y a veces era un tanto tosco y exigente, su corazón estaba lleno de amor a Dios, a la Iglesia, al Papa, y a los pobres del Cottolengo, como había aprendido con Don Orione.
            Muchos religiosos y laicos, recuerdan que repetía y repetía hasta el cansancio lo vivido con Don Orione y la historia del Cottolengo de Claypole, “¿Usted sabe como compré el Cottolengo?”, etc. Historias que habían quedado marcadas a fuego en su corazón.
            Todo era “Don Orione decía….”, “Don Orione nos enseñó…”, “tenemos que amar al Papa, porque Don Orione…”, etc., etc. Pues tenía una cosa bien clara, quería ser santo, porque eso era lo que le había enseñado Don Orione.
            Por último, cuanto tenía unos 10 o 11 años, curioso como cualquier niño, le pregunté algo que quería saber, ¿Cómo era Don Orione?, pero mi pregunta era muy simple, yo solo quería saber sobre su aspecto físico, ¿era flaco, gordo, alto o bajo? Recuerdo que ante mi pregunta, su rostro se iluminó, sonrió y me dijo algo que quedo grabado en mi corazón: “Era un padre”.

Benjamin Mela, P. Tomas Alonzo y Facundo Mela
 
De los escritos de Don Orione:
            “A Itatí van, el P. Vicenzo Errani, superior y párroco, el P. Juan Lorenzetti y un clérigo marquesano de 25 años, Alonzo Tomás, óptimo, que termina el noviciado el 18 e hizo los votos”.[1]

P. Facundo Mela fdp
Payatas (Filipinas) 28 de noviembre de 2011



[1] Carta a Don Sterpi. Buenos Aires, 22 de Enero de 1938. A Itati vanno don Vincenzo Errani, Superiore e Parroco, don Giovanni Lorenzetti e un Chierico, Marchigiano, di 25 anni, Alonzo Tommaso, ottimo che termina il 18 il Noviziato e fece i voti”.

martes, 22 de noviembre de 2011

¡Acá se viene a trabajar!



 Cuando éramos chicos, mi hermano y yo nos solíamos pelear por un gran sofá blanco que había en mi casa, los dos queríamos recostarnos en el sofá para mirar la televisión.
Un día mi papá, un hombre que ama el trabajo, se enojo con nosotros y nos dijo una frase que me quedó grabada: “si Don Orione estuviese acá, quemaría el sillón”
Luego, nos conto una historia que él a su vez había escuchado.


Roberto Mela, papá del P. Facundo, trabajando en el torno

Una vez, Don Orione vio un grupo de seminaristas recostándose en un sofá y peleándose por esa “poltrona” que había en el seminario, mi padre aun hoy repite la palabra italiana y agrega: “estaban apoltronados”. Entonces el Fundador puso el sofá en el medio del patio, llamo a todos los seminaristas, lo quemó y luego les dijo: “¡acá se viene a trabajar!”.
Mi papá pasó gran parte de su vida en la parroquia de Pompeya, donde conoció religiosos que se caracterizaron por ser grandes trabajadores: el P. Tomas Alonzo(1), el P. Ángel Pellizzari(2), el Hno. Dagoberto Molina(3), etc. Hombres a los cuales admiraba por su capacidad de trabajo y su amor al mismo.
En esa escuela orionita del trabajo, escuchó esta historia y le enseñaron que Don Orione había hecho esto porque quería que sus hijos, curas y hermanos, que sean hombres de trabajo y no señoritos, ni vagos.
Con los años, al ingresar en la congregación, volví a escuchar esta historia, e incluso leí el testimonio de algunos de los presentes. Pero siempre me quedaron grabadas las palabras de Don Orione, según el relato de papá: “¡acá se viene a trabajar!”.


De los escritos de Don Orione

“¿Cuándo fue visto Don Bosco tendiéndose en un sofá?
¡Si hubiesen entendido el significado de haber hecho quemar el sofá en medio de este patio el año pasado! 
No solo era por el espíritu de la pobreza, ¡Era mucho más que eso! ¡Y un día lo van a entender bien!”(4)



[1] P. Tomas Alonzo de Atri (Teramo, Italia), muerto en Claypole, el 4 de Octubre en 1991, a 83 años de edad, 55 de profesión y 45 de sacerdocio.
[2] P. Angel Pellizari de Gossolengo (Piacenza, Italia), muerto en Génova (Italia) el 15 de Agosto de 2011, a 83 años de edad, 68 de profesión y 57 de sacerdocio.
[3] Hno. Dagoberto Molina de Núñez (Ciudad de Bs As), muerto en Claypole, el 1° de Septiembre de 1986, a 55 años de edad y 33 de Profesión
[4] Carta circular a los sacerdotes y seminaristas. Tortona, 3 de Agosto de 1920 (Scritti 52, 34) “Quando mai si è visto Don Bosco a sdraiarsi sul sofà? E se aveste capito cosa significava l’anno scorso l’aver fatto abbruciare in mezzo a codesto cortile il sofà! Non era solo per lo spirito di povertà, era ben altro! E lo capirete bene un giorno!”

martes, 8 de noviembre de 2011

El burrito de la Divina Providencia


            “¿En serio, padre, Don Orione decía que era un burro de Divina Providencia?”, me preguntó asombrada mi profesora de Tagalo, cuando leyó algo que yo había escrito sobre Don Orione a modo de tarea. Recuerdo que ella no podía comprender como Don Orione: santo, fundador, hombre de Dios, misionero, etc.; dijese que su vocación era ser un burro de la Divina Providencia, así que le conté algunas anécdotas del Fundador y le explique de modo sencillo que significaba para él ser un burro de la Providencia.

            Un año más tarde, la curiosidad me llevo a profundizar un poco más acerca de estas palabras de Don Orione y saber qué significaba para él ser un burrito de la Providencia y qué implicancias tendría en su vida y su obra.

Encuentro con un cura extraño
           El primer encuentro del joven Ignacio Silone con Don Orione quedará grabado en la memoria del escritor italiano, quien escuchará de los labios del Fundador la autodefinición de su vocación: “vivir como un auténtico borrico de la Divina Providencia”.
           Este encuentro estuvo marcado por dos momentos: uno de rebeldía e impertinencia, donde el joven Silone estaba enojado, ya que pensaba que Don Orione no lo había ido a buscar al instituto donde estaba internado; y un segundo momento de apertura, al descubrir que ese sacerdote que tenía enfrente era Don Orione.
           En ese momento, se creará una corriente de amistad, respeto y cariño. Relata Silone:
          “Quedé asombrado ante aquella revelación inesperada: de pronto me sentí despreciable y vil. Escondí el diario con avergonzada precipitación y balbuceé algo que quería ser una excusa por mi anterior arrogancia y sonrió como quién hace una confidencia a un amigo.
          ‑Soy verdaderamente feliz cuando alguna vez puedo cargar con las valijas de niños impertinentes como tú ‑me expresó-. Usó una imagen peculiar que me agradó enormemente y me conmovió.
          ‑Llevar la carga como un burrito ‑dijo exactamente‑. Y me confió:
          ‑Mi verdadera vocación es un secreto que quiero revelarte, sería poder vivir como un auténtico borrico de la Divina Providencia”.

Burros en lugar de caballos
            En varias cartas, refiriéndose a los comienzos de la misión de Sáenz Peña, Don Orione utilizará la expresión: “A falta de caballos, trotan los burros”, haciendo referencia a que aceptó ir allí, ya que otros habían rechazado ese lugar.
            En una carta al Abad Caronti, entonces Visitador Apostólico de la Congregación, el Fundador le expresará su deseo de “ser pobres y para los pobres”, ser “los pequeños burros de la Providencia”. Aquí podemos ver el corazón sacerdotal de Don Orione.
            “El P. Sterpi le habrá dicho que pusimos pie en el centro del Chaco, dada la insistencia de los dos Obispos y de la Nunciatura, y por la necesidad de esas almas. Acepté con reservas y cuando todos habían rechazado, hasta el Inspector de los Salesianos me dijo que lo había rechazado. Recé un poco, quizás demasiado poco... Creo que los otros no aceptaron por el calor insoportable y la enorme pobreza; pero nosotros queremos ser pobres de la Divina Providencia y queremos ser pobres y para los pobres. Pensé que si S.E. hubiese estado aquí, me hubiera dado la bendición, y pensé en todas aquellas almas y en Jesucristo y que mi madre decía que a falta de caballos, trotan los burros, y nosotros somos precisamente los pequeños burros de la Providencia, o, al menos, deseamos serlo.
            Si estuviera aquí, le pediría ir yo al Chaco para morir allí, para consumirme y vivir como un verdadero misionero, confiado al Señor. (…)
            Aquí el Chaco es considerado peor que la Patagonia, todo está por hacerse, todo es sufrimientos, todo sacrificios, por el Señor, por las almas, por la Santa Iglesia. (…)
            Y ahora termino. Excelencia, disculpe la extensión de mi carta y permítame pedirle me deje un poco más acá; y, si Dios le inspirase dejarme aquí siempre, porque así fuere para mi bien y el de la Pequeña Obra, déjeme aquí para siempre, e intérneme o lánceme donde mejor le parezca in Domino, que siempre seré muy feliz in Domino.
            Sólo tengo un deseo: amar al Señor y amar a la Santa Iglesia, las almas, los pobres, los niños pobres, los abandonados, la clase pobre, los obreros, los comunistas: querría morir por estos hermanos míos, querría ser olvidado por todos, vivir y morir olvidado por todos, a los pies de todos y sólo amar a Jesús, a la Santa Iglesia y a todos, y perderme en el Señor; yo, indignísimo, que pequé tanto, que fui muy malo con el Señor y con la Virgen y ¡no atesoré los dones del Señor!” (Buenos Aires, 17/3/1937). 

Jesús prefería los burros.
            En otra carta acerca de Sáenz Peña retomará la idea, pero agregará algo más, la preferencia de Jesús por los burros, ya este ingresó a Jerusalén montado en un burro.
            Para Don Orione, su felicidad y la de sus hijos, se encuentra en el ser “los burritos de Jesús, del Papa, de los obispos y de las almas”.
             “En el Chaco hace muchísimo calor, nadie quería ir, y a falta de caballos, trotaron los burros. Y sí, nosotros queremos ser los burritos de la Divina Providencia. ¿Acaso Jesús no prefería los burros? ¿Acaso no entró a Jerusalén en un burro? Sí, sí, ¡felices nosotros, si somos los burritos de Jesús, del Papa, de los obispos y de las almas!
            Rece, rece, Señora Condesa, para que siempre seamos pobres, pequeños y humildes como los burritos, y todos y totalmente de Jesús, de la Santa Iglesia, pequeños y humildes a los pies de la Madre Iglesia. Y ahora termino, si Dios quiere, regresaré en julio. Luego, si me dejan volver, volvería con gusto a perderme en Jesús y en las almas, aquí en Sudamérica”. (Rio de Janeiro, 10/4/1937).


            Su pensamiento, se hundirá en la tradición bíblica del Mesías, manso y humilde, que entra a Jerusalén montado en un burro, en un animal de trabajo: “Esto sucedió para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: "Digan a la hija de Sión: Mira que tu rey viene hacia ti, humilde y montado sobre un asna, sobre la cría de un animal de carga". (Mateo 21, 4-5). 

Un poco de humor
            Don Orione tampoco perderá la oportunidad de reírse y bromear sobre sí mismo comparándose con un burro.
            En una foto montado en un burro, mientras descendía del Monte Soratte luego de una visita a los ermitaños, escribirá de puño y letra en dicha foto: “Él y yo somos… dos!”

“Él y yo somos… dos!”
 A modo de conclusión
            Para Don Orione, ser “un borrico de la Divina Providencia”, no es una frase retórica, sino una convicción de vida. El Fundador quiso ser pequeño, humilde y pobre para los pobres, pues esto es lo que le gusta a Jesús.
            Esto también lo quiso para sus hijos, quienes deben ser los burritos de la Providencia, es decir: pobres, pequeños y humildes, como él mismo lo fue. Para Don Orione, tal vez no somos los mejores, pero tenemos que ir y estar donde los “mejores” no quieren estar, tenemos que “ser pobres y para los pobres”. Ese es nuestro lugar para Don Orione.
            Por otro lado, esto no nos tiene que llenar de odio, ni de soberbia, sino que tiene que ayudarnos a ser más humildes y descubrir (o redescubrir) que nacimos para los pobres, para aquellos que nadie quiere cuidar o nadie se preocupa, que tenemos que ir a los pobres más pobres como quería Don Orione.

P. Facundo Mela fdp
Payatas (Filipinas), 26 de Agosto de 2010

Don Orione expresándose en español

            Durante sus dos estadías en Latinoamérica (1921-1922 y 1934-1937), Don Orione aprendió bastante de portugués y español; y aunque de forma limitada, podemos decir que tuvo un cierto dominio de los mismos.
            En el caso concreto del español, Don Orione visitó Uruguay y permaneció en Argentina unos cuatro meses durante su primera estadía; mientras que la segunda, permaneció casi tres años en Argentina, visitando también Uruguay y Chile. Esto significa que estuvo casi tres años inmersos en países de habla hispana, experimentando lo que vive todo misionero ante una nueva lengua: descubrir la importancia de hablar la lengua de la gente, experimentar diversas dificultades lingüísticas, comenzar a entender y expresarse, etc. Pero, dejemos que el fundador nos cuente su experiencia.
            Por una cuestión metodológica, algunos textos no se traducirán y otros se resaltaran para captar mejor como Don Orione utilizo del castellano.

Don Orione hablando en español
            Don Orione experimentó la novedad de comenzar a hablar en español: “Ahora ya hablo y predico en español” (14/9/1935) y “Ora comincio a fare qualche cosa poiché già hablo en espanol. Prega e fa pregare” (26/3/1935). Como tambien la vergüenza de no saber hablar bien la nueva lengua: “¡Figúrense ustedes cual ha sido mi embarazo encontrándome delante de tantos caballeros y damas! Traté de hacer mis cumplidos con frases españolas pero, éstas, muchas veces no me salían y entonces me la pasé haciendo unas reverencias ¡Qué feo no saber hablar! Si hubiera venido acá hablando el español ¡Cuánto más bien habría podido hacer!” 
            El Fundador experimentó también uno de los problemas más comunes a la hora de hablar en otra lengua: los problemas de pronunciación. “Ayer a la tarde, fiesta de Don Bosco, le hable a los argentinos por radio, y en lengua española, pero la ‘cota’ no logro pronunciarla bien, en necesario nacer aquí” (27/4/1935).
Don Orione comparte su imposibilidad de pronunciar bien la J, refiriéndose a esta come la “cota”, posiblemente porque así pronunciaba la palabra jota (es bueno recordar en italiano la J se llama i lunga).
            Existe un testimonio del español de Don Orione. La Srta. Pelagia Aldunate Lyon, hija del embajador chileno en Italia, relata en sus Notas de viaje un encuentro con Don Orione, en el cual el Fundador habló en español. “Don Orione entiende el español así que nosotros hablábamos un español italianizado y él un italiano españolizado”.

Escribiendo en español
            En muchas de sus cartas escritas entre 1935 y 1940 podemos encontrar frases o palabras españolas, lo cual nos muestra cómo iba asimilando la nueva lengua y su esfuerzo de escribir en la misma: “Le mando la santa benedizione Pasquale a Lei, al mio prediletto, alla nipote Elisa, a todos! Vede, che parlo già in spagnolo?” (10/4/1935). Veamos algunos ejemplos:

“Almas ! Almas !
Buenos Aires, 19 de mayo [de]1937

                Al mio caro e grande amico il D.r Ambrogio Solari,
                “La grazia dello Spirito Santo e tutti i Sette Doni della Pentecoste siano sopra di lei, mio caro D.r Solari, sulla sua distinta señ.ra [sra.]e suoi vostri cari figli! Oh quanto piacere mi hanno recato le sue lettere, per avion, del dì 8 e 12 de mayo: io le do mille e mille grazie! Sono contento che lei abbia ricevuto la mia carta, inviata a Nizza. Io sono ritornato bene dal Brasile e, grazcias [gracias]a Dios, esto[estoy] muy bien de salud: tambien los otros de esta Casa todos muy bien. Ringrazio delle orazioni che per me e mia Congregazione lei, la sua señ.ra y higos [hijos]avete fatto a Lourdes. Ho molto gradito las buonas [buenas]noticias de Alejandrito, Eduardo, Daniel y Felipe y tambien del corderito de Jesus Noemi Maria. (…) L’altro jeri Gesù Cristo mi ha dato la grazia di liberare dal demonio una ossessa, - nella nostra cappella di Carlos Pellegrini: demos gracias a Dios!

“Nob.ma Dona Sen.ra Inéz Dorego [Doña Sra. Inés Dorrego] de Unzuè
Cerrito Capital
                Riferendomi alla umile richiesta che jeri ho rivolto alla sua intelligente bontà di voler ciò porre la sua valida intercessione presso il sig.r Saturnino Unzuè, suo deg.mo esposo, - credo  conveniente mandare il progetto del Galpón, che tanto necessita al Piccolo Cottolengo di Claypole, per tenere da conto sia il bestiame che la raccolta e gli attrezzi agricoli. El Galpón sarebbe dividido en dos cuerpos, para caballeriza y para depósito de mais [maíz] etc.  Sarò profondamente grato a su seg.r esposo y siempre invocherò da Dios grandes bendiciones sobre El y sobre Vd! Dios siempre benediga! [la bendiga]
Don Orione”.

Incluso escribirá algunas máximas y refranes:
              "Lauda Sion Salvatorem!
               Mi madre! Acuérdome que quando murió mi madre, quedé yo de edad de doce anos, pocos menos; como yo comencé a entender lo que había perdido, afligida fuime a una imagen de nuestra Señora y supliquéla fuese mi Madre con muchas lagrimas. Paréceme que aunque se hizo con simpleza, que me ha valido, poique conocidamente he hallado a esta Virgen soberana en cuanto me he encomendado a Ella. (Santa Teresa) [vita 1,7] (…)  Máximas de San Francisco de Sales Me parece que el conocimiento de todas nuestras imperfecciones, lejos de turbarnos deberìa alegrarnos, porque es un medio de enmienda. Cuanto ostenta el mundo a nuestros ojos como grande, es ilusión y mentira”.

               Junto con esto, el Fundador mezclará palabras italianas y españolas. Por ejemplo refiriéndose al barrio porteño de “Nueva Pompeya”, algunas veces escribirá Nueva Pompeya, mientras que otras veces: Pompeja o Pompeia (el nombre italiano de la ciudad de Pompeya es Pompei). Refiriéndose al Hno. Jorge Valle, podemos encontrar que escribió: Jorge, George, Giorgio (como es en italiano) y Gorge.
              Un gesto paternal de Don Orione son las pequeñas frases que escribe en castellano a los clérigos argentinos, Luis Smiriglio y Carlos Berón de Astrada, que se encontraban estudiando en Italia: “preghiamo, o miei cari Luis y Carlos, che la nostra Virgen de Lujan li mantenga forti nella pietà e perseveranti nella umiltà e vocazione” (18/9/1937). En otra carta: “Todos los dias pido al Señor per V.ds” (1/10/1937). 
            Por último, Don Orione traducirá su nombre en castellano, firmando algunas veces como Luis Orione, tanto en cartas escritas a puño y letra como en telegramas o circulares: “(Don Luis Orione)”, Sac. Luis Orione della Divina Provvidenza” y “Juan Luis Orione. Pequeña Obra de la Divina Providencia”.

Apreciaciones personales
            Luego de haber recorrido los textos del Fundador, profundizar un poco más acerca de su experiencia expresándose en español, quisiera destacar solo dos elementos:
            La experiencia personal del Fundador, en la cual cualquier misionero, o persona que viaje a un país sin conocer la lengua local, puede sentirse reflejado, pues Don Orione buscó de aprender la nueva lengua, experimentando alegría de expresarse en la misma como también la limitación idiomática.
            El deseo de adoptar otras culturas, descubriendo la importancia de hablarle a la gente en su propia lengua.

            P. Facundo Mela fdp

Don Orione hablando por radio en Argentina

Don Orione encuentra la Argentina

Mi experiencia de vivir fuera de la Argentina me llevó a descubrir la existencia de otras naciones, culturas e idiomas. Si bien es un hecho de facto, no se tiene plena consciencia del mismo hasta que se lo experimenta personalmente. Por otro lado, para quien vive en su propia cultura, hay realidades y elementos que son cotidianos y obvios, pero completamente nuevos para un extranjero, que se encuentra con una nueva cultura.
 Todo esto me llevo a pensar en Don Orione y preguntarme como él vivió el encuentro la cultura y la realidad argentina, durante sus dos estadías (1921-1922 y 1934-1937).
 Por ello, busque en varios de sus escritos las veces en las que Don Orione habla acerca de los nuevos elementos y realidades que encontró en Argentina.

Una nueva realidad eclesial
 Al llegar a nuestro país, Don Orione encontró una Iglesia con problemas muy distintos a los de Italia: falta de clero, grandes extensiones geográficas y ciudades enteras sin sacerdote, como lo testimonia en algunos escritos.
 En una carta escrita a Mons. Albera (Bs. As, 1/7/1936), Don Orione le habla sobre este contraste. Una realidad que lo cuestiona al punto de querer terminar sus días trabajando en nuestro país.
“A veces pienso: ¿estará bien que prolongue esto, y que termine mis días entre estos pobres, o predicando el Evangelio en la Pampa donde hay tanta necesidad? Ahora ya hablo este idioma, podría aún hacer un poco de bien, donde nadie va, donde nadie o muy pocos van a llevar a Jesús y a administrar los sacramentos. En Italia los sacerdotes se chocan. Don Sterpi trabaja muy bien: bien pueden seguir adelante, mejor si yo me quedo en el Chaco, ¡hay tanta necesidad!”.
Junto con la realidad eclesial argentina, San Luis Orione en una reunión con su consejo (23/7/1932) compartirá lo que distinguían a la Congregación: “En Argentina, en Uruguay y en Brasil nos quieren porque dicen que nosotros trabajamos para los pobres”.

Una nueva lengua: el castellano
 A su llegada a la Argentina, Don Orione se encontrará con una nueva lengua: el castellano, la cual buscará de aprender, llegando a tener un cierto dominio de la misma, como él mismo atestigua en algunos de sus escritos: “Ahora empiezo a hacer algo porque ya hablo en español” (Bs. As., 26/3/1935). Pero, al mismo tiempo experimentará también a vergüenza de no saber hablar bien la nueva lengua: “Traté de hacer mis cumplidos con frases españolas pero, éstas, muchas veces no me salían y entonces me la pasé haciendo unas reverencias ¡Qué feo no saber hablar! Si hubiera venido acá hablando el español ¡Cuánto más bien habría podido hacer!”
Otro problema que encontrará, será la pronunciación, especialmente la jota un sonido ajeno al italiano: “Ayer a la tarde, fiesta de Don Bosco, le hable a los argentinos por radio, y en lengua española, pero la jota no logro pronunciarla bien, es necesario haber nacido aquí” (Bs. As, 27/Abril/1935). Pero, Don Orione no solo intentará hablar en castellano, incluso en varias cartas, tanto escritas a puño y letra como en telegramas o circulares, escribirá su nombre es castellano, firmando algunas veces como Luis Orione.

Los medios de comunicación
Consciente los cambios sociales y avances técnicos de la época, Don Orione buscará “caminar a la cabeza de los tiempos”. Esto lo llevará a hacer uso de medios de comunicación entonces disponibles: el diario, la radio, el disco y el avión.
En varios escritos sobre de la inauguración del Cottolengo de Claypole, Don Orione mencionará algunos de los principales diarios porteños de la época::“Aquí, todos los diarios saludaron el nacimiento del Pequeño Cottolengo Argentino, y a causa de la visita del Arzobispo aun hablan de modo muy benevolente “La Prensa”, “La Razón”, “El Mundo”, …”
Don Orione hará uso de la radio, uno de los medios de comunicación más modernos de la época: “Ayer a la noche, fiesta de Don Bosco, les hablé por radio a los argentinos, (...) es la primera vez que hablo por radio, pero es un medio con el que se puede hacer mucho bien, por lo tanto convendrá usarlo lo más posible”. (Bs. As, 27/Abril/1935) 
Junto con la radio, Don Orione grabará un discurso para una conferencia en Génova, un modo de estar presente entre sus benefactores: “Les aviso que hoy por el mismo avión en que va la presente les mandé dos discos fonográficos. (...) Así para la conferencia en Génova, ya que no puedo estar, los bienhechores al menos oirán mi voz.”. (Bs. As, 29/2/1936).
San Luis Orione hará también uso del avión, una novedad para la época: “Finalmente los médicos me permitieron hacer este viaje, y de Mendoza a aquí [Chile] lo hice en avión, sobrevolando Los Andes a 5000 metros de altura. Era la primera vez que viajaba en avión” (Santiago de Chile, 2/2/1936). 


Clima, Estaciones y Fauna
Otro elemento, para nosotros es obvio, pero nuevo para Don Orione fue la diferencia de las estaciones. En el borrador un saludo navideño destinado a Italia, dirá que “hace calor” en Argentina, siendo la Navidad en el hemisferio norte, se festeja en pleno invierno. “Aquí hace calor en Navidad”. En una carta le explicará que el ciclo lectivo es diverso que en. “Las escuelas en Argentina comienzan en marzo”. (Bs. As., 22/1/1936). En varías cartas, comentará que el mes de María en Argentina se celebra en Noviembre: “Aquí el mes de la Virgen es del 8 de Noviembre al 8 de Diciembre, (…) éste es el mes de las flores, el mes de María”. (Rio de Janeiro, 13/12/ 1921). Es necesario recordar que en Europa, el mes de María se celebra en Mayo. 
 En un acta (26/8/1937), refiriéndose a los “peligros” que las vacaciones representaban para los seminaristas, Don Orione mencionará a los yacarés (escribiendo en italiano: sciaccaré) que abundan en Itatí (Corrientes): “Fuera del instituto se debe andar con temor y caminar como los perros que se lamen y corren cuando tiene sed, y están cerca del Nilo para no dejarse atrapar por los yacarés – especie de cocodrilos que abundan cerca de Itatí”.

Una nueva geografia
Al encontrarse en un nuevo territorio, con otra división política y grandes distancias, Don Orione explicará esta nueva realidad a los destinatarios de sus cartas.
En una carta a un sacerdote (Victoria, 16/2/1922), Don Orione le explicará como enviar las cartas a Victoria (Pcia. de Bs.As.), en un tiempo donde aún no existía el código postal. “Es necesario, poner siempre en la dirección, las cuatro letras F.C.C.A, que quieren decir Ferro Carril Central Argentino, sino las cartas van a otra ciudad de igual nombre en la provincia de Entre Ríos”. En una carta al P. Sterpi (Mendoza, 29/1/1936), también explicará que son las provincias argentinas: “El P. Bonetti y el director del ´Don Bosco´ de aquí, me llevaron a ver al Gobernador [Dr. Guillermo G. Cano]. Las provincias argentinas son como pequeños Estados, cada una tiene su cámara de diputados y senadores y un Gobernador”. Y en una carta al obispo de Tortona (Victoria, 19/4/1922), Don Orione explicará cuán grande es la provincia de Buenos Aires comparando su extensión (307.571  km²) con la de Italia (301.338 km²). En este escrito, confunde la ciudad de la Plata, sede de la Gobernación, con la provincia. “Ayer fui recibido por el Gobernador de la Plata, una provincia que es más grande que Italia”

Salud y Alimentación
Durante esta segunda estadía, Don Orione sentirá el peso de los años y a los 62 años, experimentará algunos problemas de salud, entre ellos, la diabetes: “Estuve más de un mes muy débil, pensaba que fuese cansancio por el trabajo hecho: - no podía escribir ni trabajar un poco más de la cuenta. Además, tenía tanta sed, que dudé que fuese otra cosa, y al analizar la orina, encontraron la diabetes.”  (Bs. As., 12/6/1935).
 Junto con esto, San Luis Orione también experimentará que la dieta argentina es distinta a la italiana: “Engordé y estoy bien, acá te hacen comer mucha carne” (Bs. As., 11/9/1935). E incluso, hará dos menciones al mate: la primera mención en una lista de ideas “Apuntes de R.P. Don Orione (…) A las 16 hay leche o mate” y la otra en su dieta para la diabetes: “mate té o café”.

Su amor por Argentina
Don Orione amará profundamente a la Argentina, su “segunda patria”, como el mismo solía decir. Este amor lo llevará lo llevara a afirmar antes de partir hacia Italia (30/7/ 1937): “Pues bien, a todos quiero decirles y confirmarles que en la Argentina he hallado para siempre mi segunda patria, y que, Dios mediante, volveré a ella vivo o muerto, pues quiero que mis cenizas descansen en el Pequeño Cottolengo Argentino de Claypole,…”. En el 2000, Don Orione cumplió su palabra, y la reliquia de su corazón volvió para quedarse en el Cottolengo de Claypole.
 Este amor por la Argentina, también se expresará en su deseo que el primer camión del Cottolengo lleve los colores de la bandera nacional. “Ayer su Excelencia Rvma., el Nuncio se dignó a bendecir el nuevo y primer camión del pequeño cottolengo argentino, que lleva los colores blanco y azul de la purísima de Luján y de la bandera nacional argentina,…” (Bs. As., 12/6/1935). Incluso, enviará una bandera argentina para que sea colocada en el Santuario construido por el en Tortona. “La cortesía del buen matrimonio Corna (…), me ofreció el modo de enviar al santuario de la Virgen de la Guardia en Tortona una bandera argentina que deseo sea bendecida e izada a lado de la estatua de la Ssma. Virgen, junto a la bandera italiana” (Bs. As., 11/5/1937). 


A modo de Conclusión
Luego de haber recorrido algunos escritos de Don Orione, como otros datos, se puede apreciar como el mismo vivió su encuentro con la cultura y realidad argentina, como también su visión de aquellas cosas nuevas que iba conociendo y experimentando.
En ellos, me encontré con un Don Orione extranjero que no logra entender algunas cosas, que tiene problemas de pronunciación, que explica la novedad que va viviendo, etc. Pero, también nos encontramos con un Don Orione, que logra captar algo del genio argentino, llegando a tener un gran amor por esta tierra, a la cual llamará su “segunda patria”.
En la experiencia de San Luis Orione, puedo ver la experiencia del misionero que se abre a otras culturas y dialoga con ellas, como también al hombre de Dios que se deja conducir por la Providencia hacia nuevos horizontes.

P. Facundo Mela fdp
Payatas (Filipinas), 22 de Julio de 2011