martes, 24 de enero de 2012

Tragedia en el Rio Tocantins


            El 25 de Enero de 2012, se cumplen 60 años de unos de los accidentes más trágicos que vivió la Congregación en Brasil: la muerte de dos misioneros en las aguas del rio Tocantins en Brasil.
            En aquellos años, el Papa Pio XII le solicitó a la Congregación hacerse cargo de la misión de Goiás, una gran extensión de territorio en la región Centro Oeste del Brasil[1]. Un lugar donde la Obra Don Orione llevara a cabo la mayor epopeya misionera de su historia. Una epopeya que comenzará con una tragedia.
El 14 de Octubre de 1951, el P. Pensa, segundo sucesor de Don Orione, quien se encontraba haciendo la visita canónica en Latinoamérica; entregará el crucifijo del misionero al P. Egidio Adobati[2], el P. Andrés Alice[3] y el Hno. José Serra[4], en la entonces iglesia del Cottolengo de Claypole[5].
Este grupo de jóvenes misioneros[6] llegaron al Goiás la vigilia de Navidad, luego de 7 horas de vuelo y 6 días atravesando ríos en canoa. Aquella región era entonces una de las más pobres y menos desarrolladas del Brasil.
El 25 de Enero de 1952, a menos de un mes en Brasil, mientras se dirigían a la misión propiamente, tendrá lugar un trágico accidente; la canoa en la que viajaban por el río Tocantins, se dará vuelta a causa de las fuertes corrientes y morirán ahogados el Hno. Sierra y el P. Adobati. Siendo el P. Alice, el único sobreviviente de dicha tragedia.

Hno Jose Serra
P. Egidio Adobati

La terrible noticia recorrió entonces la Congregación entera. Fue un golpe mortal para la naciente misión del Goiás.
Pese al estupor y dolor de padre, el P. Pensa supo ver más allá y escribió en una carta para ser leída en todas las casas de la Congregación: “La misión sin embargo no se ha truncado”. Inmediatamente, el P. Pensa recibirá el ofrecimiento de algunos religiosos para partir a dicha misión, y no titubeará en enviar más misioneros quienes escribirán una de las páginas más gloriosas de la misiones orionistas.
El P. Alice, fallecido recientemente, supo sobreponerse a la muerte de sus compañeros, se quedará en Goiás donde sabrá ser pionero de la Congregación y verá crecer aquella planta sembrada con tanto dolor.

P. Alice

El P. Pensa, al referirse al trágico suceso, escribirá: “las tumbas del P. Adobati y del Hermano Serra nos aseguran que el grano de trigo ha sido, como enseña Jesús, echado en la Misión Brasilera, la primera y desde hace poco confiado por la Santa Sede a la Congregación. Y aquella semilla según la divina promesa, dará frutos al céntuplo en el surco apenas abierto por estos hermanos generosos, para la salvación de innumerables almas, para mayor gloria de Dios e incremento exuberante y sin límite del movimiento misionero de la Pequeña Obra de la Divina Providencia”.

P. Pensa ante la tumba del P. Adobati

En estas palabras del P. Pensa resonó la valiente “profecía misionera” que se va cumpliendo paso a paso en las diversas naciones que, a partir entonces, han abierto las puestas a la Obra Don Orione: en América, África, Asia, en el este de Europa y sigue…

“Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto”. (Juan 12,24)



[1] La actual diócesis de Tocantins posee una superficie de 42.500 km2, siendo su territorio más grande que Suiza (41.277  km2).
[2] De Costa Scrina (Bergamo), muerto en Tocantinopolis (Goiás - Brasil) en 1952, a 35 años de edad, 15 de profesión religiosa y 10 de sacerdocio.
[3] De Stazzano (Alessandria, Italia), muerto en Bérgamo (Italia) en 2011, 97 años de edad, 70 de profesión religiosa y 73 de sacerdocio.
[4] De Bernezzo (Cuneo, Italia), muerto en Tocantinopolis (Goiás - Brasil) en 1952, a 29 años de edad y 10 de Profesión.
[5] Hoy, templo de la parroquia Sagrado Corazón.
[6] El P. Adobati tenía 35 años, el Hno. Serra 29 y el P. Alice 37.

jueves, 19 de enero de 2012

“Yo tengo un lugar especial para ustedes: Payatas”


             El pasado 5 de Octubre, los Hijos de Don Orione de las Filipinas celebraron los 20 años de la llegada de los primeros misioneros. Una fiesta que solo se puede comprender mirando la historia.

El encuentro con el Cardenal Sin
            En febrero de 1991, los PP. Giuseppe Masiero, Angelo Mugnai y Oreste Ferrari se reunieron con el Card. Jaime Sin, arzobispo de Manila, quien sabiendo que querían trabajar en una zona pobre, les dijo: “¿quieren trabajar con los pobres? Yo tengo un lugar especial para ustedes: Payatas”. Visitando luego la zona que era una tierra verdaderamente orionita. Luego de aceptar esta nueva misión, se reunieron con algunos sacerdotes que trabajaban en Payatas y comenzaron los preparativos necesarios para la nueva misión.


El sueño comienza a hacerse realidad
Así el 5 de octubre de 1991, los primeros orionitas llegaron a Filipinas: el P. Luigi Piccoli, el P. Oreste Ferrari y dos laicos, acompañados del P. Angelo Mugnai; comenzando así un nuevo capítulo misionero de la Congragación. Su desafío: aprender el tagalog, conocer la cultura filipina y organizar la pastoral. Mientras tanto, la comunidad vivía en Fillinvest, un barrio vecino, ya que aun no había una casa para la comunidad.
El 12 de Enero de 1992, el Card. Sin creo la nueva parroquia “Mother of Divine Providence” asumiendo como primer párroco el P. Luigi Piccoli.


Una misión que crece y se fortalece
Luego de comenzar la actividad pastoral, el 12 de Julio de 1992, la comunidad se mudo a Payatas y en noviembre de ese mismo año comenzó la primera obra de caridad: un centro de día para niños de la capilla “Sagrada Familia”.


Los años siguientes, serán años de crecimiento y fortalecimiento, donde llegaron nuevos misioneros y se multiplicaran las actividades pastorales y asistenciales: el orfanato en Payatas, los primeros aspirantes filipinos, los comedores infantiles, el programa de ahorro, el Cottolengo Filipino, la comunidad de Montalban, el noviciado, los programas educativos, los dispensarios médicos, la llegada de las hermanas, la creación del PAOFI, la ordinación del primer sacerdote filipino e recientemente la tercera comunidad en Lucena.


El Futuro
            La fiesta también es un punto de llegada y de partida para la familia orionita de las  Filipinas. Un punto de llegada, porque podemos ver los frutos de veinte años de trabajo pastoral y asistencial. Una presencia que crece y que ya tiene un rostro, corazón y sentir Filipino. Y un punto de partida, ya que esta celebración nos lanza a continuar ofreciendo el carisma orionita al pueblo filipino. 


La Divina Providencia en su designio de amor le dio a los Hijos de Don Orione la posibilidad de realizar el sueño del Fundador, por eso pasalamatan natin ang Diyos sa Kanyang mga biyaya at mga pagpapala! (Demos gracias a Dios por las gracias y bendiciones!).



miércoles, 11 de enero de 2012

Era una familia, una gran familia


En Junio de 2007, tuve la gracia de participar de un curso de formación permanente en Montebello de la Bataglia (Italia), junto con hermanos de distintos lugares de Italia y de otros países.
Al finalizar el mismo, hicimos una visita al “Paterno”, la casa madre de la Congregación en Tortona, donde actualmente funciona la Casa Provincial de la provincia del norte de Italia y un museo orionita. 


Visitando los distintos ambientes de la casa, entramos a lo que era el antiguo comedor de la casa, el “refettorio”, donde todo está dispuesto como en la época de Don Orione: mesas, sillas, platos, vasos, etc. Entrar al antiguo comedor fue entrar en la historia de nuestra congregación.
Mientras estábamos allí, el P. Giuseppe Luigi Velo[1] (rip) se emocionó casi hasta las lagrimas, pues él había comido en ese comedor, y comenzó a contarnos: “Nosotros (los seminaristas) nos sentábamos acá, allá Don Orione, allá Don Sterpi, aquí el asistente…”, y haciendo un gran esfuerzo por no llorar, agregó: “era una familia, una gran familia”.


De los Escritos de Don Orione:
“Queridos míos, la Pequeña Obra de la Divina Providencia debe ser como una Familia en Jesucristo, unidos por la caridad, unidos de corazón, indivisiblemente, en este cuerpo moral que es nuestra Congregación; ¡ah, cuánta mayor ayuda obtendremos así de la mano de Dios y qué alegría, la nuestra, qué felices y fuertes nos sentiremos!”[2]



[1] El P. Giuseppe Luigi Velo de Fontaniva (Padova, Italia), muerto en Trebaseleghe (Padova), el 17 de Febrero de 2010, a 87 años de edad, 69 de profesión y 59 de sacerdocio.
[2] Saludo navideño a los Religiosos y a las Religiosas de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, 1934.

miércoles, 4 de enero de 2012

“Pongan las camas en la iglesia...”


Transcribimos del diario del Pequeño Cottolengo milanés con fecha 13 de septiembre de 1938.
“Días atrás llegaba de Rusia una familia compuesta por la madre y varios hijos, entre los cuales uno de seis meses. La religiosa superiora dudaba entre aceptarla o no por falta de lugar y también porque no se sentía segura de aceptar a un lactante que, por el hecho de dormir en una habitación común, por la noche molestaría a las asistidas”.
Interviene Don Orione: “¿Tendría el coraje de decirle que no a la Virgen con el Niño Jesús? Ponga camas en el locutorio, en la iglesia si es necesario; ¡pero no les cierre la puerta a mujeres indefensas, alejadas de la patria y a niños inocentes!”.


Al verla titubear, se dirigió a un sacerdote suyo y le dijo: “Si verdaderamente no hay lugar, transporten provisoriamente el Santísimo Sacramento a la sacristía, y pongan unas camas en la iglesia”.
“La superiora se ocupó y puso a algunas asistidas sanas en el corredor y ubicó en una habitación a esa mamá rusa con sus hijos”.


 De “Las Florecillas de Don Orione” de Mons. Gemma.