martes, 26 de noviembre de 2013

"Sé fuerte y no hojarasca” (Esto vir et non frasca)



Don Orione era un padre que amaba a sus hijos, pero también les exigía que fueran buenos cristianos y religiosos. En este escrito, haciendo uso de una frase de Don Bosco “Sé fuerte y no hojarasca” (Esto vir et non frasca); Don Orione explica cual debe ser el espíritu de la congregación.



Don Bosco tenía frecuentemente en los labios esta expresión: Esto vir et non frasca; mitad latín y mitad italiano: Sé fuerte y no hojarasca.

En nuestro dialecto, ser hojarasca quiere decir ser hombres que se mueven según el viento... Las hojas se agitan una vez en una dirección y otra vez en otra.  Don Bosco era ante todo un cristiano ardiente y un sacerdote fuerte, era un piamontés, y de aquellos piamonteses robustos, fuertes: tenía un carácter fuerte.

 Esto vir et non frasca, que quería decir: es un hombre de carácter y no de una banderola.

También yo, educado por divina gracia en la escuela de este santo, más de una vez me he hecho a mí mismo esta exhortación; y esta tarde, sin ofenderles, les lo digo también a ustedes: Esto vir et non frasca.   Debemos ser gente de carácter, no debemos ser “veletas”.  Hubo un poeta, de muy poca cultura, aunque tuviese fama de poeta, que escribió una poesía titulada: “El brindis de la Veleta”.  Recuerdo haber leído que él no quería ser una banderola; y dejó para sí, este epígrafe que cito de memoria: “Sería bueno para mí, que a mi muerte, pudieran poner sobre mi tumba: No cambió de opinión”. ¡Carácter, carácter!

Antes que él, un poeta inmensamente más grande escribió: “Sean hombres y no cabras locas...” (Dante).  Sean hombres, sean hombres y no hojarasca.  No sean hojarasca que se mueve a cada golpe de aire.

Por tanto, yo quisiera que nuestra pequeña Congregación que está formándose, fuese lugar de encuentro de hombres de carácter, de religiosos de carácter.  Mejor un día, incluso una hora de león, que un año de oveja(...)

Esto vir et non frasca.  Sed hombres: es decir estén firmes, fuertes “como torre que no se derrumba jamás en su cima aunque soplen los vientos”.¡Carácter!

Todos los santos y todos los hombres grandes, incluso independientemente de la luz de la fe, fueron hombres de carácter.  Nuestro Dante, Galileo Galilei, Alejandro Volta, Manzoni, Pellico, fueron grandes hombres, porque eran grandes caracteres.  Cuando uno es hombre de carácter, es estimado incluso por sus adversarios.  ¡Carácter! Nosotros estamos entregados a Dios, a la Iglesia, a la Congregación.


Esto vir et non frasca.  Esto vir en el amar a Dios seriamente, no a regañadientes, con charlatanería, con palabras; sino con hechos.  Con una vida digna, cultivando la virtud, adecuando nuestra vida a la vida de Jesucristo, como hemos meditado esta mañana.

Hoy es fiesta de la Mater Dei, la Madre de Dios y nuestra Madre.  Busquemos amarla como hijos, dignos hijos, busquemos entregarnos a servirla, no como un barniz y con palabras, ser hijos dignos, militantes dignos, apóstoles dignos.

Esto vir et non frasca.  Sean fuertes en la profesión y práctica de la virtud, de la vida religiosa.  No se dejen dar vueltas; no ser “veletas”, ni desertores.  Esto vir et non frasca en la fe; una fe fuerte en nosotros para trasmitirla y acrecentarla en los demás.  No ser como una señorita, como algo efímero, cansado, débil... Esto vir!

Ser fuertes y constantes en el bien, y vencer, con la bondad y con el bien al mal.  Esto vir, en la constancia, en la batalla contra las pasiones, en la fortaleza para mantenerse fieles a cualquier género de obligaciones y bajo cualquier aspecto: deberes religiosos, deberes en lo que se refiere a la piedad, al estudio, a la disciplina, a la observancia de las reglas.

Esto vir! Manténganse fieles, de carácter fuerte, constante... Esto vir... Permanezcan tranquilos en las pruebas.  La vida es una milicia, la vida es pugna (lucha) cuya corona es el cielo.



Esto vir! Sé hombre.  Esto bonus miles Christi!.  Sé un buen soldado de Cristo si quieres merecer un día la corona que se dará a aquellos que no se han doblegado, y no a quien ha sido un débil, un flojo, por no decir un desertor y un apóstata.

Esto vir! Sean hombres fuertes que merezcan la pena, capaces de vencer el respeto humano al hacer el bien.

Esto vir! Sé, verdaderamente un clérigo pío, formal, recogido, modesto.  Edifica a tus hermanos y a cuantos te vean con tu firmeza, con tu carácter, edifica con tus virtudes, con la compostura, la dignidad de tu comportamiento a cuantos te observen.

Esto vir! No seas de aquellos que se tambalean y vacilan, y nada valen ni para sí, ni para la Iglesia, ni para la sociedad.

Esto vir! No tengas vergüenza de saludar a tu hermano con el saludo cristiano: Sea alabado Jesucristo. (…)

No te avergüences de mostrar tu carácter de clérigo, de sacerdote, de cristiano, de italiano.

Mis queridos clérigos, si nuestra Congregación estuviese formada por la mitad de la mitad de la mitad, pero los que quedasen fuesen piadosos, fuesen dignos, fuesen como deben ser los religiosos, bastaría...

Cuenta y tiene importancia el número, pero vale más la virtud; cuenta bastante más el valor.

Todos deben interiorizar, asumir y formarse en el espíritu de la Congregación, que es espíritu de voluntad, de fortaleza, de coraje, de sacrificio, de magnanimidad, de verdadera virilidad, bajo todos los aspectos.  Y quien no sienta ser así, no debe permanecer con nosotros, o bien debe aceptar configurarse y formarse así.

 Esto vir et non frasca! Este es el espíritu de la Congregación.  Nosotros no queremos a los tibios, los tibios que se dejan arrastrar, sino que debemos estar llenos de voluntad, de dignidad, de dinamismo valeroso.  Vivir audazmente y, si es necesario, temerariamente, para las almas y para la Iglesia; no para nosotros.

Si era para fundar una Congregación que no llevase una virtud viva y una característica viva y tengan bien en cuenta de vanguardia en todos los campos del bien, se lo he dicho ya muchas veces, era perfectamente inútil fundarla.

Nosotros debemos ser una fuerza en las manos de la Iglesia, una fuerza de fe, de apostolado, una fuerza doctrinal, capaces de grandes sacrificios.  Si no se tiene esta fuerza, si no estamos vivos, si no podemos dar la vida a los otros, no se hace nada.  Si somos conejos, si somos topos, si somos estaticos, gente muerta o moribunda, no se puede hacer el bien.

Decía Don Bosco: Esto vir et non frasca! Hoy, antes que termine la fiesta de la Madre de Dios, de la Mater Dei, hacia quien se elevan las aspiraciones y el amor, las miradas y los corazones de los Hijos de la Divina Providencia, que la eligieron como su patrona, quiero rogarles que graben este espíritu en ustedes y que toda su vida discurra por este cauce.

Esto vir et non frasca, et non frasca, et non frasca!





martes, 19 de noviembre de 2013

Don Orione y el buen humor (2ª parte)



 Recopilación hecha por el P. Enzo Giustozzi fdp (+):

6.- No tenía ni zapatos, en ese momento

“Hace Algunos meses el arzobispo de Milán, el Card. Schuster, después de visitar el "Pequeño Cottolengo de Milán", le dijo a nuestro P. Sterpi: - Escríbale a Don Orione que si llega a volver de América con plata, no lo voy a reconocer más como Don Orione.
Cuando me llegó el mensaje, me pasé un cuarto de hora de hilaridad, porque justo en ese momento, yo no tenía zapatos, por lo que no podía salir de mi habitación. (...)
Pareciera que el Señor me hubiera dicho: pondré enemistad entre ti y el dinero
Como pueden ver, queridos míos, estoy de muy buen humor: esto les da a entender que estoy bien de salud: quédense tranquilos, pues, y siempre de humor alegre también ustedes: sirvamos al Señor alegremente.”[1]



7.- Quiero estar alegre y bailar in Domino, hasta en cuaresma

“Nosotros no somos trapenses: somos los gozadores de la caridad: somos los santos de la alegría.
¡Ay de nosotros si andamos por ahí con gestos y cara de cuaresma!
¡No, no, yo quiero estar alegre y bailar in Domino hasta en cuaresma!
Si estamos tristes ¿cómo daremos felicidad a los que están con nosotros?
Tenemos que irradiar el gozo, la alegría de Dios, la felicidad de Dios: hacer sentir que servir y amar a Dios es vida, calor, ardor, es vivir siempre alegremente, y que sólo los que sirven a Dios sienten la paz gozosa y el bien, y gozo santo de la vida.
¡Nada de capa de plomo, ni sobre nosotros, ni sobre los que están con nosotros!
            Canten, toquen, alégrense en el Señor: llenen la casa de un suave clima de fiesta.
¡Sirvan al Señor con alegría! ‘Escrúpulos y melancolía, fuera de la casa mía’, decía San Felipe Neri.
            Yo quiero bailar, cantar y tocar, hasta después de muerto.”[2]


8.- ¡Yo quiero ser el santo de los bailes, de los cantos y de la alegría in Domino!

         “Sirvamos al Señor alegremente: nuestra mística debe ser la caridad alegre, nuestra doctrina totalmente gozosa en el Señor; nuestra vida: en el Señor, en el Señor, en el Señor, gozosamente en el Señor.
Padre querido hoy tengo muchas ganas de bailar: ¿habrá baile en el Cielo? Si hay música, habrá también baile: yo quiero cantar y bailar siempre.
En todo caso el Señor me preparará una sección especial para no molestar demasiado a los contemplativos.
Estoy contento porque en el cielo habrá siempre fiesta: y en las fiestas, siempre hay alegría, cantos, bailes, en el Señor, y clima festivo. Quiero tenerlos a todos alegres: cantar y bailar siempre: quiero ser el santo de los bailes, de los cantos y de la alegría en el Señor.”[3]

9.- En cama y a pura agua... hubiera sido a puro vino, todavía

“Querían que me quedara en cama por lo menos tres días, y a pura agua. ¡Imagínense!
Si me hubieran dicho que tenía que estar en cama a vino puro, bueno, a lo mejor me hubiera convencido, ¡pero a pura agua! ¡Y además quedarme en cama![4]

“Se trata de ese Gonnella que estuvo con nosotros en San Bernardino el primer año y después en Santa Clara; ahora aquí es médico, una autoridad en medicina. (...)
¿Sabes lo que le dije? Escúchame, Gonnella, si me dijeras que me quede en cama tres días a vino puro, nebiolo y barbera, por ejemplo, entonces estamos de acuerdo; a lo mejor me paso todo el día cantando, está bien, pero a pura agua ¡vamos! Un poco de discreción; ¿esta es la gratitud que me demuestras por haberte recibido en el colegio?”[5]


10.- Cuando nos donen un avión, sacaremos a pasear a los viejitos a 5.000 metros de altura 

“Desde Mendoza a Santiago de Chile fui por vía aérea sobrevolando los  Andes a 5.000 metros de altura, sin sufrir nada, y eso que era la primera vez que viajaba en avión; en algún momento usé un poco de oxígeno, pero más por precaución que por necesidad.
            Volveré a la Argentina en avión por la misma línea.
            Aquí todos están asombrados por mi coraje, pero yo viajo para el Señor,
trabajo para el Señor, trato de ganar tiempo para trabajar más por las almas y la gloria de Dios. ¡Estoy en las manos del Señor! Hay muchas almas que rezan por mi.
            Pienso que dentro de no muchos años, cuando viajar en avión no sea tan caro, será bueno que los Hijos de la Divina Providencia viajen siempre en avión, para ganar tiempo y trabajar más. Y también nuestras hermanas, ¡y Sor María Eustella también!
¿Y Ud. Qué opina, Sra. Queirolo? Y cuando la Divina Providencia nos done un avión, vamos a sacar a pasear en avión a nuestros viejitos y viejitas; ¡qué le parece! Un lujo que hasta ahora no se lo dan ni los príncipes, eso de ir a pasear en avión a 4 ó 5 mil metros de altura. Y nosotros dos, Sra. Queirolo, cuando estemos en el cielo, abriremos una ventanilla y les diremos: ¡cuidado, no se asomen demasiado, sean prudentes y si no están bien seguros, no suban muy alto! Que el refrán dice que ‘a los vuelos muy altos y repentinos, suelen los precipicios estar vecinos’.”[6]





[1] Carta circular a todos sus hijos e hijas, Buenos Aires, Pascua de 1936

[2] Al P. Montaña desde Victoria, 9 de noviembre de 1934. Scr. 21, 179

[3] Al P. Ignudi, Tortona 11 de agosto de 1934. Scr. 37, 171

[4] A Don Sterpi, Carlos Pellegrini 1441, 12 de junio de 1935. Scr. 18, 110

[5] A Mons. Albera, Carlos Pellegrini, 22 de junio de 1935. Scr. 49, 69


[6] Carta a la Sra. Queirolo, Santiago de Chile 2 de febrero de 1936. Scr. 9, 96