martes, 19 de noviembre de 2013

Don Orione y el buen humor (2ª parte)



 Recopilación hecha por el P. Enzo Giustozzi fdp (+):

6.- No tenía ni zapatos, en ese momento

“Hace Algunos meses el arzobispo de Milán, el Card. Schuster, después de visitar el "Pequeño Cottolengo de Milán", le dijo a nuestro P. Sterpi: - Escríbale a Don Orione que si llega a volver de América con plata, no lo voy a reconocer más como Don Orione.
Cuando me llegó el mensaje, me pasé un cuarto de hora de hilaridad, porque justo en ese momento, yo no tenía zapatos, por lo que no podía salir de mi habitación. (...)
Pareciera que el Señor me hubiera dicho: pondré enemistad entre ti y el dinero
Como pueden ver, queridos míos, estoy de muy buen humor: esto les da a entender que estoy bien de salud: quédense tranquilos, pues, y siempre de humor alegre también ustedes: sirvamos al Señor alegremente.”[1]



7.- Quiero estar alegre y bailar in Domino, hasta en cuaresma

“Nosotros no somos trapenses: somos los gozadores de la caridad: somos los santos de la alegría.
¡Ay de nosotros si andamos por ahí con gestos y cara de cuaresma!
¡No, no, yo quiero estar alegre y bailar in Domino hasta en cuaresma!
Si estamos tristes ¿cómo daremos felicidad a los que están con nosotros?
Tenemos que irradiar el gozo, la alegría de Dios, la felicidad de Dios: hacer sentir que servir y amar a Dios es vida, calor, ardor, es vivir siempre alegremente, y que sólo los que sirven a Dios sienten la paz gozosa y el bien, y gozo santo de la vida.
¡Nada de capa de plomo, ni sobre nosotros, ni sobre los que están con nosotros!
            Canten, toquen, alégrense en el Señor: llenen la casa de un suave clima de fiesta.
¡Sirvan al Señor con alegría! ‘Escrúpulos y melancolía, fuera de la casa mía’, decía San Felipe Neri.
            Yo quiero bailar, cantar y tocar, hasta después de muerto.”[2]


8.- ¡Yo quiero ser el santo de los bailes, de los cantos y de la alegría in Domino!

         “Sirvamos al Señor alegremente: nuestra mística debe ser la caridad alegre, nuestra doctrina totalmente gozosa en el Señor; nuestra vida: en el Señor, en el Señor, en el Señor, gozosamente en el Señor.
Padre querido hoy tengo muchas ganas de bailar: ¿habrá baile en el Cielo? Si hay música, habrá también baile: yo quiero cantar y bailar siempre.
En todo caso el Señor me preparará una sección especial para no molestar demasiado a los contemplativos.
Estoy contento porque en el cielo habrá siempre fiesta: y en las fiestas, siempre hay alegría, cantos, bailes, en el Señor, y clima festivo. Quiero tenerlos a todos alegres: cantar y bailar siempre: quiero ser el santo de los bailes, de los cantos y de la alegría en el Señor.”[3]

9.- En cama y a pura agua... hubiera sido a puro vino, todavía

“Querían que me quedara en cama por lo menos tres días, y a pura agua. ¡Imagínense!
Si me hubieran dicho que tenía que estar en cama a vino puro, bueno, a lo mejor me hubiera convencido, ¡pero a pura agua! ¡Y además quedarme en cama![4]

“Se trata de ese Gonnella que estuvo con nosotros en San Bernardino el primer año y después en Santa Clara; ahora aquí es médico, una autoridad en medicina. (...)
¿Sabes lo que le dije? Escúchame, Gonnella, si me dijeras que me quede en cama tres días a vino puro, nebiolo y barbera, por ejemplo, entonces estamos de acuerdo; a lo mejor me paso todo el día cantando, está bien, pero a pura agua ¡vamos! Un poco de discreción; ¿esta es la gratitud que me demuestras por haberte recibido en el colegio?”[5]


10.- Cuando nos donen un avión, sacaremos a pasear a los viejitos a 5.000 metros de altura 

“Desde Mendoza a Santiago de Chile fui por vía aérea sobrevolando los  Andes a 5.000 metros de altura, sin sufrir nada, y eso que era la primera vez que viajaba en avión; en algún momento usé un poco de oxígeno, pero más por precaución que por necesidad.
            Volveré a la Argentina en avión por la misma línea.
            Aquí todos están asombrados por mi coraje, pero yo viajo para el Señor,
trabajo para el Señor, trato de ganar tiempo para trabajar más por las almas y la gloria de Dios. ¡Estoy en las manos del Señor! Hay muchas almas que rezan por mi.
            Pienso que dentro de no muchos años, cuando viajar en avión no sea tan caro, será bueno que los Hijos de la Divina Providencia viajen siempre en avión, para ganar tiempo y trabajar más. Y también nuestras hermanas, ¡y Sor María Eustella también!
¿Y Ud. Qué opina, Sra. Queirolo? Y cuando la Divina Providencia nos done un avión, vamos a sacar a pasear en avión a nuestros viejitos y viejitas; ¡qué le parece! Un lujo que hasta ahora no se lo dan ni los príncipes, eso de ir a pasear en avión a 4 ó 5 mil metros de altura. Y nosotros dos, Sra. Queirolo, cuando estemos en el cielo, abriremos una ventanilla y les diremos: ¡cuidado, no se asomen demasiado, sean prudentes y si no están bien seguros, no suban muy alto! Que el refrán dice que ‘a los vuelos muy altos y repentinos, suelen los precipicios estar vecinos’.”[6]





[1] Carta circular a todos sus hijos e hijas, Buenos Aires, Pascua de 1936

[2] Al P. Montaña desde Victoria, 9 de noviembre de 1934. Scr. 21, 179

[3] Al P. Ignudi, Tortona 11 de agosto de 1934. Scr. 37, 171

[4] A Don Sterpi, Carlos Pellegrini 1441, 12 de junio de 1935. Scr. 18, 110

[5] A Mons. Albera, Carlos Pellegrini, 22 de junio de 1935. Scr. 49, 69


[6] Carta a la Sra. Queirolo, Santiago de Chile 2 de febrero de 1936. Scr. 9, 96

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