martes, 12 de noviembre de 2013

Don Orione y el buen humor (1ª parte)


Recopilación hecha por el P. Enzo Giustozzi fdp (+):


1.- Un santo triste, es un triste santo


“Un santo triste, es un triste santo”, decía San Francisco de Sales. Cuando estamos de mal humor, estamos enojados, y todo nos resulta molesto; y el demonio, que insinúa la tristeza con apariencia de piedad, orden, disciplina, rectitud, etc., tiende sus lazos.

Es gran daño abatirnos por nuestros defectos y los defectos de los demás.

¡Seamos humildes, sí, pero nada de abatirnos, nunca!

Vivamos, en cambio, llenos de filial confianza en la bondad del Señor.”[1]


 

2.- Somos muchachos de 62 años


“Yo te hago saber que estaría muy bien, si no fuese por algunas molestias cardíacas que no me permiten trabajar más que un poco durante el día, y no me dan tregua de noche. Pero, como puedes ver, no me quitan el buen humor.

            ¡Vamos, hombre! Que no somos más que jóvenes de 62 años, por lo que si alguna de estas noches llegara a venir la hermana muerte, la recibiré con fiesta, ya que viví bastante, ¿no te parece? ¡Cuántos hay que ni siquiera tocaron los 60! Por tanto, conformémonos y que sea como Dios quiera. Porque, si Dios me da vida, ¿sabes que tengo esperanza de darle trabajo a tu astillero? (...)

¿Tienes trabajo? ¿Estás de buen humor? Si tienes trabajo y estás de buen humor, fúmate un cigarrillo a mi salud, porque yo rezo para que tu taller tenga trabajo y tú siempre estés de buen humor

¡Fíjate qué contento está este viejo cura sin preocupaciones! Y tú, querido Franco, ¿estás alegre?[2]


 

3.- Don Bosco estaba siempre alegre y de buen humor, hasta cuando le sacaron la misa.

“Pareciera que el Señor nos quiere, en cierto sentido, siempre niños y siempre alegres y serenos.

            Es así, al Señor se lo ama y se lo sirve en santa alegría, y no en tristeza; por eso San Francisco de Sales no creía en la santidad melancólica y triste, y solía decir: ‘Santo triste, triste santo’

           San Francisco de Asís, no se conformaba con la alegría, sino que quería la perfecta alegría.

           He conocido a Don Bosco, estaba siempre alegre y de buen humor, hasta cuando le quitaron la misa.

            Y Santa Teresa decía: ‘nada te turbe’.

Nuestros hermanos, los santos eran así, y así tenemos que esforzarnos, vencernos, y ser también nosotros: siempre contentos y alegres en el Señor

¿Y cómo podríamos no estar llenos de santa alegría si el Señor está cerca de nosotros y en nosotros? ‘Escrúpulos y melancolía, lejos de la casa mía’, decía San Felipe Neri. (...)

            ¡Qué flor de prédica le hice, Señora condesa, qué flor de prédica![3]

  

4.- Voy a tomar un vaso más de buen vino


“¡Ese día –que es pasado mañana- estaré tan contento que quiero beberme un flor de vaso de vino más, pero de ese vino que como dicen los romanos: est, est, est: super est! En resumen, un vino superlativo. ¡Espero no pasarme de la raya![4]

  

5.- Tengan fe y buen humor


“Tengan fe, y estén de buen humor en el Señor. Y compadézcanse  mucho y ayúdense, y sigan andando en humildad y caridad y alegría”[5]




[1] Tortona, 14 de abril de 1927. Scr. 41, 237 
[2] Victoria, 4 de diciembre de 1934. 
[3] San Remo, 12 de marzo de 1940 [¡el día de su muerte!] Scr. 44, 146 
[4] Victoria, 16 de enero de 1935. Scr. 9, 76 
[5] Tortona, 23 de marzo de 1926. Scr. 80, 117


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