Delicada
carta de dirección espiritual a un joven que no se decide a consagrarse al
Señor. Don Orione lo anima y le da criterios para el discernimiento, citando
también autores clásicos. Termina recomendándole: “Si Dios te llama, no seas
cobarde, sé generoso con Jesús!”
¡Almas
y Almas!
Tortona,
4 de agosto de 1929
Querido
hijo en Jesucristo:
¡La
gracia de Nuestro Señor esté siempre con nosotros!
Recibí tu grata carta.
Seguro
que estaré en Roma el miércoles 7 del corriente, en la Iglesia de Todos los Santos,
para ir luego por la tarde a Sant’Oreste
en
el Monte Soratte, para unirme a mis sacerdotes que, desde mañana a la
tarde, se reúnen para hacer los Santos Ejercicios Espirituales. Estaré allí
ocho días hasta el 14 a la mañana; después estaré en Roma por dos o tres días.
Mi dirección es: Monasterio de Santa Cruz en Sant’Oreste, Mte. (Roma).
Refiriéndome
a tu carta, ten en cuenta que el Señor nos dio los Consejos Evangélicos para ayudarnos
en nuestra tibieza y debilidad; por lo tanto que no te asusten tus
miserias: la vida religiosa será de gran ayuda para que vivas en la
pureza y la santidad.
Para
optar por el estado religioso, no es necesario que tú pidas consejo a uno u
otro; Santo Tomás dice que sería una trampa del diablo; no es necesario pedir
consejo a los hombres, cuando el consejo está ya dado por Jesucristo.
Para
entrar a la Vida Religiosa, que evidentemente es bueno, no se necesita ni luz
ni consejo, ni es preciso un milagro, basta que Dios te hable
interiormente a través de la mente y del corazón. Y en general, Dios
llama a la Vida Religiosa, no a quien ya es perfecto, sino a quien, con la
ayuda divina y alejándose del caos de este mundo, de los miles de engaños y
ocasiones diarias de pecado, desea llegar a serlo.
Te
diré más, querido Renzo, si nosotros deseamos con sinceridad salir de nuestras imperfecciones,
amar a Dios y a su Iglesia sin medida, y consagrarnos totalmente y con votos, a
Jesucristo y a su Vicario en la tierra, es señal de que estamos llamados a la
Vida Religiosa.
Reza
y encomiéndate a la Ssma. Madre del Buen Consejo: yo reuní a los primeros niños
a los pies de la Virgen del Buen Consejo.
Entiendo
que tú le harás ver esta carta a tu confesor: en algún punto le parecerá audaz,
pero es doctrina pura de Santo Tomás, San Agustín, San Bernardo y San Alfonso.
Hijo mío, si Dios te llama no seas cobarde, prepárate para las batallas del Señor. Dios estará contigo:
sé generoso con Jesús!
Te
bendigo, tu Don Orione.
“No son Ustedes los que me han elegido a mí, sino
que yo los elegí a Ustedes”
(Jn. 15,16)
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