viernes, 14 de octubre de 2016

"...que la escuela sea alegre..."

            En 1935, Don Orione asumía “la Casa de Lanús” (hoy, Villa Dominico). Allí abrió la primera casa de formación para sus religiosos en Argentina y el colegio San Vicente de Paul, una pequeña escuela primaria para los niños del barrio.

           En septiembre de 1937, a poco de su vuelta a Italia, Don Orione envía una hermosa carta al P. Cesar Di Salvatore, donde encontramos directivas de cómo tenía que ser la casa de formación y la escuela



Un tratado de cómo deben ser las escuelas orionitas:

“En Lanús deben estar solamente los aspirantes y los novicios, y algún hombre apto para los servicios de la casa, con tal que no disturbe el espíritu de la casa y viva las prácticas de piedad de la casa, como si fuera un religioso (…)

         Y que la escuela sea alegre, como un entretenimiento, como una recreación: hacer amar la escuela, hacer amar la escuela, tenerla viva y vivaz, también con palabras de consuelo, con chistes: para no cansarlos, sino encariñarlos al estudio y la vocación.

No les grites, no los mortifiques, sino anímalos siempre, ¡siempre!

          Cuida su piedad y la vida religiosa pero con simplicidad, sin exageraciones, sin que pese: la religión no debe jamás pesar, no debe ser una campana de plomo aplastante, sino un rayo sereno de cielo que conforte y eleve el espíritu.

Ten esto como regla general. Celebraciones breves.

Ten en la mano el corazón de tus jóvenes, para ellos sé un padre en Cristo y una madre en Cristo como el P. Cremaschi.

Sé siempre leal, veraz y sincero; para que tengan plena estima y plena confianza en ti”.



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