martes, 10 de septiembre de 2013

La vida de Jesús: fundamento de la formación religiosa de los niños




En un escrito a un grupo de maestros, Don Orione le dice cual es la clave para formar el corazón de los niños: contarles la vida de Je sus, en forma simple y agradable.

A los maestros

Nuestra religión tiene su fundamento granítico en un gran hecho histórico: la vida de Jesús.

San Pablo ha escrito que “nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto: Jesucristo” (1Cor.3,11). Si el Apóstol ha sido capaz de decir esto de todos y de todo, cuanto más de los niños. La vida de Jesús, contada a los pequeños, en forma simple y agradable, es el mejor fundamento de toda la formación religiosa.
Narrar el humilde nacimiento, las obras y milagros del Señor: exponer con la simplicidad del Evangelio sus parábolas: repetir esas comparaciones tan naturales, y al mismo tiempo, bello de tanta ingenua y suave poesía: recordar aquella muerte, llena de tanto dolor y de tanto amor; cuanto bien hace al corazón y también a la mente de los niños.
Y un poco de bien, digamos, nos lo hace también a nosotros, ya adultos, sino un gran bien al espíritu.

 Contar a los niños la bondad divina de Jesús por los enfermos: la misericordia de Jesús por los débiles, por los pecadores: el amor dulce de Jesús por los niños, por los pobres, por todos los afligidos, ciertamente es abrir el corazón de los pequeños al amor de Jesús y preparar sus corazones a creer en la palabra del Señor y de su Iglesia, y a observar, a su tiempo, con mas a gusto los mandamientos de la religión.
Nada beneficiará más para hacer amar y seguir a Jesús, que hacerlo conocer.
Nada más, practica y eficazmente, ayudará a educar en el honesto vivir cristiano y civil a los adolescentes que edificar, con mano suave, la vida moral, religiosa, y civil sobre aquella piedra maestra y angular que es Cristo: “esa roca era Cristo”, ha dicho Pablo.

Solo con el estudio piadoso de la vida de Jesús, y conduciendo, alegre y suavemente, los niños modelaran su vida con la vida de Jesús, nosotros los edificaremos en templo de Dios (cfr. Ef 2,22) Y prepararemos así, y solo así, a la familia y a la patria de hijos dignos. Donde nos parece que muy sabiamente, y con sabiduría de pedagogo, ha ya obrado la que gobierna la suerte del país, puesta la religión como fundamento y coronación de los estudios elementales, ha deliberadamente prescripto que en el 3er grado – que en el curso primario forma como la columna vertebral; se abra delante del niño la vida de Jesús, porque en aquella edad en que comienza a conocer lo importante, es iluminado por tanta luz, y calentado por tanto amor.

Venecia, Navidad 1923



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