El 20 de octubre de 2013, la Familia
de Don Orione comenzó a celebrar el Año Misionero Orionita, recordando la
partida de los primero misioneros orionitas a Brasil. Un año en que nuestro
recuerdo y reflexión se posarán su mirada no solo en el primer grupo de
misioneros que partió hacia Brasil, sino que también en toda la epopeya
misionera de Don Orione y sus hijos. Un tiempo de mirar la historia y el
presente misionero de la Congregación, y así lanzar hacia al futuro.
Pero esta reflexión seria incompleta
si solo miramos lo que hizo Don Orione en sus dos estadías latinoamericanas, o
pensáramos solo en los misioneros que Don Orione envió o que partieron en
distintas épocas. Creo que tenemos que ir un poco más atrás, buscar las raíces,
el humus donde se formo o aquello que
“encendió la chispa” de la vocación misionera de Don Orione.
Por ello, el objetivo de este
trabajo es buscar aquellas personas o eventos que pudieron inspirar a Don
Orione, que lo llevaron a pensar en las misiones, que le ayudaron a mirar más
allá de Italia y que fueron instrumentos de la Providencia.
El oratorio
salesiano
La efervescencia salesiana de la
misión en la Patagonia. Los primeros salesianos llegaron a la Argentina en 1875
y a la Patagonia en 1879. DO estuvo en el oratorio salesiano de 1886 a 1888,
así que fue testigo de la efervescencia, de las historias que contaban los
misioneros, etc. Don Orione decía: “Oh días santos, días hermosos de mi vida, ¡oh días de inocencia? ¿Por
qué no vuelven de nuevo? Entonces no se soñaba más que con mares a surcar y
almas a salvar…; se rezaba y se rezaba tanto... se suplicaba a Jesús que nos
hiciera rápidamente crecer, para poder rápidamente trabajar, y ¡correr a salvar
en lejanas arenas a los hermanos lejanos!”.[1]
Gnata, compañero del oratorio, recordaba sus charlas con el joven Luis,
entre tantos temas, las misiones era uno de los más importantes: “Luis Orione estaba más serio, mas recogido, aquel año, y los recreos
consistían en caminar bajo los pórticos con uno o dos compañeros, hablando de
temas de estudio, de historia griega y romana y, frecuentemente, de las
Misiones en la Patagonia y Tierra del Fuego”.[2]
Los misioneros
en China
DO
conoció al menos dos misioneros: S. Luis Versiglia sdb y el P. Attilio Garre.
Luigi
Versiglia, [3]
quien había sido su compañero en Valdocco[4],
llego a China en 1906, siendo la cabeza de la misión salesiana. Fue nombrado
Obispo de Shiuchow (China), martirizado en Linchow (China) en Febrero de 1930.
En una
carta sobre las vocaciones escribía Don Orione: “Y
el nuevo obispo, salido de la diócesis de Tortona, Mons. Luis Versiglia de
Oliva Gessì, Misionero en China, ¿quién era? Un pobre muchacho, mi querido
compañero de escuela…”.[5] Y
entre los testimonios salesianos, encontramos el del P. Alfonso Volontè: “Mi moderador en el estudio – repetía el P.
Volonté era el Siervo de Dios Don Luis Orione, y mi vice-encargado, el futuro
Obispo-mártir Mons. Luis Versiglia.”[6]
El P.
Attilio Garre, había sido un alumno suyo: “creció
en Tortona, en la casa de la Divina Providencia”[7].
Don Orione sentía que la vocación misionera del P. Garre había nacido en
Tortona: “cuando estaba con nosotros,
sintió el deseo por las misiones y fue a China”.[8]
El Fundador hizo publicar una de las
cartas de P. Garre[9]
y lo invito a predicar en el triduo de la fiesta de la Santa Cruz, como también
algunos retiros.[10]
El testimonio de estos misioneros,
su ejemplo y su cercanía seguramente habrán movilizado el corazón de Don
Orione.
La Virgen del
Manto Azul
En
1892, a poco de abrir oratorio “San Luis”, el joven seminarista Luis Orione
vivió una de las experiencias más duras su vida, Mons. Bandi le ordenaba
cerrarlo. Durante un discurso en defensa del Papa, el critica al rey de Italia.
Esto llego a oídos del obispo, por personas mal intencionadas, y tuvo que
pedirle un acto de obediencia.
Como
un niño que corre a su madre, Luis puso las llaves del oratorio en manos de la
Virgen, le escribió entre lágrimas una carta y se quedo dormido mientras
rezaba. Ese día soñó con una Señora con un gran manto azul que cobijaba gente
de todas las razas y colores.
“La
Virgen estaba vestida con una túnica cándida, ceñida la cintura con una faja
celesta. Protegía el Oratorio y me miraba con gran consolación y amor, y yo la
miraba y comenzaba a consolarme del todo.
Y
he aquí, que el hermoso manto, de un hermoso azul, comenzó a extenderse (…)
desaparecieron las casas que estaban frente al jardín, y en su lugar, he aquí
llanuras inmensas, colinas, montañas… Eran todos muchachos. El manto se
extendía, ya no se distinguían los extremos. El cielo también desapareció, en
su lugar, solo se veía el manto azul de la Virgen. He aquí que, bajo el manto,
aparecen claramente muchas, muchas cabezas, todas de muchachos, que jugaban y
se divertían. Eran muchachos de distintos colores: de color blanco, de color
negro, de color cobre, que iban perdiéndose en la inmensidad de la llanura”.[11]
Muchos años después de este sueño
profético, en una carta a Mons. Bandi, le pedirá su bendición para ir a Brasil
y recordando aquel sueño, le compartió lo que el Señor le mostró: las misiones.
“Ahora,
desde hace unos meses, recordando que no estaba más la cerca [que rodeaba el oratorio] y que eran de muchos colores, comprendí que son las misiones, y lo
comprendí en un momento de oración, como si fuese un luz inesperada que N.
Señor me mandaba, jamás antes lo había pensado”.[12]
Invitaciones a
Brasil
El joven P. Luis Orione fue director
espiritual de la Beata Madre Teresa Michel,[13]
fundadora de las Pequeñas Hermanas de la Divina Providencia, quien había
mandado sus primeras religiosas a Brasil en 1900.
La estima y la vivencia de los
mismos ideales de caridad de ambos fundadores piamonteses, llevo a la Madre
Michel a invitar e insistirle, a Don Orione y sus hijos para que fuesen al
Brasil.
Esta invitación encendió el corazón
misionero de Don Orione quien le respondía a la Madre Michel en 1905: “…
si Dios me da la gracia, estoy dispuesto a ir al Brasil cuando sea necesario
para la gloria de Dios. No sé la lengua, no sé nada, pero la caridad habla una
sola y todas las lenguas, y si Jesús me da esa Santa Caridad, podré hacer todo
lo que esté en los designios de su Divina Providencia y Divina Misericordia”.[14] Ese mismo año, la Madre Michel le
escribía a Don Orione: “Y Usted, Rev.
Padre, ¿Cuándo irá a América?”.[15]
Junto a la invitación de la Madre
Michel, no debemos perder de vista el viaje del P. Vittorio Gatti, sacerdote
agregado de la Congregación, quien acompaño a la Madre a Brasil, y permaneció
unos dos meses y le ayudo solucionar algunos problemas allí. Podemos suponer
que esta visita hizo que Don Orione siguiese pensando en la apertura de una
misión allí.
Por último, Mons. Silverio
Gomes Pimenta, obispo de Mariana, invita
a Don Orione en su diócesis en 1907. El proyecto era a
abrir una misión y trabajar con los pobres, los negros e indios,
entonces discriminados.
Conclusión
Estas mediaciones que ayudaron a Don
Orione a descubrir que Dios le pedía ir más allá de Italia, transformarse en un
corazón sin fronteras. Su docilidad al Espíritu no solo llevo a las misiones,
sino que también bendijo su Obra multiplicando sus hijos, pues surgieron
vocaciones de los lugares de misión. Así su Obra, de origen italiano poco a
poco se volvió más universal, internacional.
Sería
ingenuo pensar que Don Orione pensó en las misiones ex nihilo, o que el Espíritu Santo lo inspiró de un modo “puramente
espiritual”. En los caminos de la Divina Providencia, lo humano y lo divino se
unen, y el santo es aquel que logra dilucidar por donde van.
[1] Scritti 61, 46.
[2] POSTULAZIONE PICCOLA OPERA DELLA DIVINA
PROVVIDENZA, 372.
[3] Mons. Luigi Versiglia
(Oliva Gessi, 5 Junio de 1873 – Linchow, 25 de Febrero de 1930). Fue
martirizado junto al P. Callisto Caravario. En 2000, el Papa Juan Pablo II los
canonizo a ambos.
[4] Cita de una carta impresa y enviada a diferentes
destinatarios. Tortona, 20 de Septiembre de 1920. Scritti
93,036; 108,067 y 115,290.
[5] Tortona, 20 de
septiembre de 1920. Scritti 115,289 - 108,066 - 93,035 (Archivo Don Orione en Roma).
[6] Bollettino Salesiano, LXXXI, 23, 1°
de Diciembre de 1957. (ed. italiana)
[7] Carta sin fecha. .
Scritti 83, 104;
83,204;
70, 208 y 70, 219. Varias veces escribirá sobre el P.
Garre. Scritti 98,
023c y 98, 034.
[8] Revista “l’Opera
della Divina Provvidenza”. 19 de Febrero de 1913. “. Scritti 71, 204 y
71,175.
[9] Carta
al P. Sterpi. Roma, 29 de Junio de 1913.
[10] Reunioni p.253, 21 de Julio de 1932, por la tarde. “
[11] Parola 3, 146. Roma, 2 de julio de 1928 por la tarde.
[12] Carta a Mons.
Igino Bandi, 11 de enero de 1908.. Scritti 45,38 y 45,59.
[13] Beata Teresa Michel Grillo (Spinetta Marengo, Italia,
1855 – Alessandria, 1944) Fundadora de las Pequeñas Hermanas de la Divina
Providencia. Fue beatificada por Juan Pablo II en Turín el 24 de mayo de 1998.
[14] Carta a la Madre Teresa
Michel. Roma, 5 de octubre de 1905. Scritti
103,3
[15] POSTULAZIONE PICCOLA OPERA DELLA DIVINA
PROVVIDENZA, Don Luigi Orione e la
Piccola Opera della Divina Provvidenza. Documenti e testimonianze. IV.
1903-1908; Roma, Ed. Piccola Opera della Divina Provvidenza, 1989, 610.
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