Don
Orione tenía una gran convicción: la caridad.
Él
sabía que las obras de caridad mueven los corazones, abren los ojos de la fe y
llevan a Jesús. Esta fue su enseñanza y su praxis.
“La caridad abre los ojos a la fe y enfervoriza los
corazones de amor hacia Dios. Jesús ha venido en la caridad, no con la
elocuencia, no con la fuerza, no con la potencia, no con el genio, sino con el
corazón: con la caridad. Obras, obras de caridad se necesitan; ellas son la
mejor apología de la fe católica”.
(Carta al P. Giuseppe Adaglio. Tortona, 19 de marzo
1923. Scritti 4,192 y 4,279)
“Estamos en tiempos en los cuales si ven al cura
solamente con la estola no todos le están detrás, pero sí en cambio ven
alrededor de la sotana del cura a los viejos y a los huérfanos, entonces
arrastra… la caridad arrastra…La caridad mueve y lleva a la fe y a la
esperanza.
Muchos no comprenden el culto y entonces será
necesario unir a él la obra de caridad”.
(Riunioni, 26 de agosto de 1930)
“En el Pequeño Cottolengo Argentino, por gracia de
Dios, no ha muerto todavía ninguno que no haya muerto católico… y Buenos Aires,
ciudad de dos millones y medio de habitantes, es una ciudad cosmopolita donde
hay hebreos, turcos, calvinistas, luteranos, anglicanos. Nuestros Pequeños
Cottolengos han sido abiertos con los mismos criterios y espíritu del
Cottolengo de Turín, aceptando a los pobres enfermos de cualquier nación y de
cualquier lengua, con Credo y también sin Credo, sin Dios y sin religión. Y
esto se debe al buen espíritu de nuestros hermanos, que tienen el cuidado
espiritual de aquellos pobrecitos, al buen espíritu de nuestros clérigos
enfermeros, que cuidan a los viejos, al buen espíritu y a la santa Caridad de
nuestras Hermanas.
Le preguntaron a una Calvinista qué la había conducido
a hacerse católica, y ella respondió: -“¿Cómo no creer en la fe y en la
religión de la Hermana que duerme en el suelo cerca de mi cama y que se levanta
20, 30, 40 veces cada noche para darme de beber y para servirme? ¡Ni si fuera
hija mía podría hacer más!” –Aquella buena mujer ha sido empujada a la fe por
la Caridad sobrehumana de la Hermana".
(La Parola VIII, pp. 195-196.
11 de marzo de 1938)
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