En su carta “Misioneros Inmigrantes en
el Mundo Virtual”, el P. Flavio Peloso nos ayuda a comprender como Don Orione
uso los medios de comunicación para evangelizar.
Alguna idea de Don Orione
Las condiciones comunicativas de
Jesús, que hemos recordado, las encontramos también en Don Orione. Fue un
santo, un verdadero hombre de Dios, con una gran carga comunicativa, sea por la
vida hermosa de Dios que vivía, sea por la capacidad de encarnación
diaria que le impulsaba a la charitas-pasión por las “Almas”,
para el bien del prójimo
Para evitar
algunos malentendidos intimistas de la vida religiosa, nuestro Fundador
insistió mucho en la formación: “Tenemos que ser santos, pero unos santos
tales que nuestra santidad no pertenezca solamente al culto de los fieles, ni
se quede sólo en la Iglesia, sino que trascienda y lleve mucha luz radiante a
la sociedad, mucha vida de amor de Dios y de los hombres para ser, más que los
santos de la Iglesia, los santos del pueblo y de la salud social”.
Ser “santos”
es la esencia del comunicar, es la vida, es el contenido. Sin contenido no
se puede comunicar nada, a nadie. Evitar las palabras: de palabrerías
tenemos llenos los bolsos”, sea de las pronunciadas en el púlpito como de
las que enviamos en internet.
Ser “santos del pueblo y de la
salud social” es nuestra condición para comunicar. Esto requiere atención
al destinatario y más aún significa encarnación, estilo, lenguaje popular
actualizados. “¿Son nuevos los tiempos? Corramos a su conquista con
ardiente e intenso espíritu de apostolado. No vacilemos: Echémonos a las nuevas
formas, a los nuevos métodos de acción religiosa y social, con fe firme, pero
con criterios y espíritu amplio. Todas las iniciativas buenas estén con
apariencia moderna, con tal de sembrar y arar a Jesucristo en la sociedad”.
Dicho esto,
refiriéndonos a Don Orione, ahora nos podemos detener a describir la grandeza y
la genialidad de Don Orione “comunicador”: fue escritor vivaz y eficaz,
conversador apasionante, predicador interesante, fue un convencido utilizador
de los medios de comunicación, fundó revistas y tipografías, habló en radio,
fundó una oficina de prensa en 1938, ideó las primeras universidades populares,
y otros capítulos semejantes de vida. Sobre esto ya se ha dicho y escrito
mucho.
Nosotros hoy podemos y debemos vivir
la misma pasión apostólica comunicando con los nuevos y potentes medios informáticos.
En tiempos
de Don Orione, el único gran medio de comunicación era la prensa. “La
prensa se encuentra entre las primeras fuerzas, y no se tiene que descuidar,
sino más bien urge servirnos de ella para fines altos y santos”.[6] Esta era su actitud.
Es conocido
que ya en 1938 instituyó una “oficina de prensa”. Apostolado de prensa pro
populo que soñé hace muchos años, un apostolado de prensa para los pequeños,
para los humildes, para la masa de agricultores, de obreros, la obra de la
buena prensa para los trabajadores, para la salvación del pueblo. La prensa es
una gran fuerza: es el gran orador que habla de día, que habla de noche, que
habla en las ciudades y que habla en los barrios, hasta en las montañas y
valles olvidados. ¿Dónde no llega la prensa? (…) ¡Cuánto bien hace la prensa,
cuando se encuentra en buenas manos, cuando se pone al servicio de Dios, de la
Iglesia, de la Patria!¿Puede nuestra Congregación desentenderse de una fuerza
tal? ¿No estamos obligados nosotros a servirnos de ella pro aris et focis? Con
la prensa popular llevaremos a Cristo al pueblo y el pueblo a Cristo”.
Es un
apóstol que habla de este modo y no un estudioso de novedades y de instrumentos
modernos. Sustituyamos la palabra “prensa” con la palabra “Internet” y el texto
de Don Orione, de 1838, es válido para nosotros en el 2013. Nos sugiere la
actitud de cara a los nuevos y populares instrumentos de comunicación
informática.
En la misma
carta hay otro criterio muy válido y actual: Don Orione exige ser “ Firmes
y sólidos en los principios de la Fe y a todo lo que es doctrina de la Iglesia,
ateneos a la regla: in necessaris unitas, in dubiis libertas, in omnibus
charitas! Precisos y claros siempre, huid del estilo afectado de formas
anticuadas, que huelen a moho". Es una invitación clara a la
adecuación, a la modernización en la ortodoxia y ortopraxis.
Si queres leer la carta entera, visita:
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