Don Orione está visitando, un último saludo de adiós, a los cohermanos
del Norte de Argentina. Con un íntimo sufrimiento por tener que dejarlos
pronto: “No lo decimos, pero ya sentimos la
separación”
Se inspira en la liturgia del día, para dar algunas líneas sobre una
eficaz predicación. A ejemplo de San Pablo, ella debe concentrarse en
Jesucristo crucificado. Y, en muchas otras ocasiones, vuelve sobre el tema deteniéndose concretamente sobre otros
aspectos prácticos, los subsidios para preparar la prédica y… sobre la
duración. “¡De charlatanes tenemos los
bolsillos llenos!”. ¡Atentos a los “evangelitos”
[1]
y los “alargamientos”!
¡Almas
y almas!
Buenos
Aires, 30 de Junio de 1937
Querido
P. Sterpi, ¡el Señor esté siempre con nosotros!
Escribo desde el Chaco y desde Itatí
y me hago tiempo todavía para escribirles algunas líneas.
Todos bien y todo bien, gracias a
Dios: los Obispos, tanto el del Chaco, como el de Corrientes, de donde depende
Itatí, están muy satisfechos.
Si el visitador, el 5 de julio, va a
Tortona, ¿no podría venir, algún día al menos, a Montebelllo? Tengámoslo con
nosotros los días que esta en Tortona, pidan al Sr. Obispo de dejárnoslo, es
nuestro Padre; y vean de rodearlo de cuidados y atenciones, que no se enferme
con tanto trabajo.
En estos días continuaré la última
visita a las casas: recen para que les lleve a todos el Espíritu del Señor. Les
mando los saludos de todos; no lo decimos, pero ya sentimos la separación.
Si en ese lugar está el Visitador,
preséntenle mis devotos respetos, y díganle que, llegado a Italia, iré
enseguida a verlo.
-
Hoy es la conmemoración de San Pablo que anunció el Evangelio
……..
no con la sabiduría de la palabra, para que no fuese en vano la cruz de Jesús,
sino que predicó a Cristo Crucificado, escándalo para los judíos, locura para
los gentiles; pero la locura de Dios es más sabia que los hombres, y la
impotencia de Dios más fuerte que todos los hombres. Nos conceda el gran
Apóstol predicar también nosotros, especialmente con el ejemplo de una vida
humilde y llena del espíritu de caridad, a Jesús y Jesucristo crucificado. Y
difundamos la devoción al Crucifijo, desgraciadamente demasiada abandonada; y
nuestra predicación sea como S. Pablo la quería, como la quiere la
S. Iglesia, no con palabras persuasivas de
sabiduría humana, sino demostraciones del espíritu y de divina potencia, porque
nuestra fe, como dice el Apóstol, no se apoya en la sabiduría de los hombres,
sino en la potencia de Dios.
Los saludo a ustedes y a todos: el
Señor y la Ssma. Virgen
nos conforten y bendigan a todos.
Con afecto. Sac. J. Luis Orione de los
hijos de la Divina Providencia.
- Al P.
Ferratti, celoso párroco de Todos los Santos, pero con tendencia a ser un poco
largo, le recomienda…
Caridad y mucha amabilidad con
todos, pero terminen. Prepárense para la predicación, pero sean breves, más
breves, brevísimos. Y así en las celebraciones; tú sabes, querido P. Ferretti,
que siempre y muchas veces lo recomiendo. Y después, en todas las cosas, no
alargamiento, sino brevedad y terminen. Caridad y mucha amabilidad con todos,
pero terminen.
Al P. Fiori
le dice. ¡qué no vaya a predicar sin prepararse!
Y tu predicación, ¿cómo esta?
Prepárate, prepárate siempre: pensamientos, ideas y afectos, no charlatanería.
Los pregoneros de la divina palabra son cooperadores de Cristo; pero ellos
deben hacer cuanto puedan por prepararse para la predicación con la oración y
el estudio; y jamás deben exponer a predicar mal preparados. La predicación de
Jesucristo fue simple, llena de seriedad, de sabiduría y de santidad. Así tú
sabes cómo debes hacer, y de quien debes aprender.
Al P. Pagella le sugiere subsidios más comprometidos
Trata de prepararte un poco mejor para hablar a tus
jóvenes. Prepárate también un poco más para el Evangelio, y no te contentes de
leer ciertos “evangelitos”.
A todos los llama al deber de ir al pueblo, con el evangelio de las
obras y no solamente con las palabras.
Ir al pueblo y sembrar a Jesucristo. Es el tiempo de la
siembra, ahora bien salgamos también
nosotros, humildes y fieles servidores de la Iglesia a sembrar a manos llenas a Jesucristo en
el alma del pueblo. Cristo fue al pueblo.
Aliviar al pueblo, mitigar sus dolores, sanarlo.
Debemos estar en el corazón del pueblo.
La Obra
de la Divina Providencia
es para el pueblo. Vayamos al pueblo.
Eviten las
palabras: de charlatanes tenemos los bolsillos llenos.
“nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo
crucificado,
…fuerza y sabiduría de Dios…”
(1 Cor 1, 23 - 24)
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