miércoles, 1 de julio de 2015

“…la casa que la Divina Providencia nos ha dado en Buenos Aires…”


  Los inicios de la Casa Provincial
P. Facundo Mela fdp


            En junio de 1935, Don Orione tomaba posesión una casa ubicada en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, más específicamente en Carlos Pellegrini 1441. Allí, Don Orione vivio y puso la sede de la Pequeña Obra de la Divina Providencia en Sudamérica.

            El 11 de febrero de 1922, Don Orione junto a los primeros misioneros italianos tomaban posesión de la primera casa de la Congregación en la Argentina, en Victoria (Pcia de Buenos Aires). Allí, Don Orione puso la sede de su Obra.
A su vuelta en 1934, Don Orione tenía que desplazarse, casi a diario, hasta la Ciudad de Buenos Aires como a otros puntos del Gran Buenos Aires. Por lo que se vio, la necesidad de una casa en un lugar más céntrico.
            Una vez más, la Providencia se hizo presente, y el 7 de junio de 1935, Don Orione escribía al P. Sterpi:

“Charitas Christi urget nos! – Hoy, 1º viernes del mes consagrado al Corazón Santísimo de Jesús, estoy feliz de darles la buena noticia que entre en la casa que la Divina Providencia nos ha dado en Buenos Aires, como se darán cuenta por la nueva dirección, a la cual, desde ahora en adelante enviaran la correspondencia. El Arzobispo dio la más amplia bendición verbalmente y por escrito. Será la sede central del Pequeño Cottolengo Argentino, no es muy grande, pero es más que suficiente, en un lugar adaptado y tranquilo, con su capilla, que es tanto linda como devota, no falta nada en la capilla y la casa: la Divina Providencia pensó en todo por medio de una conocida señora, la Sra. Damasa Saavedra, que el Santo Padre se digno a condecorar, en estos días, con la cruz «pro Ecclesia et Pontifice». Deo gratias: todos den gracias al Señor junto a mi”.

 
            El 27 de junio de 1935, el Nuncio Apostólico, Mons. Felipe Cortesi, bendijo la casa y la capilla, y Don Orione tomo posesión de la misma. Al día siguiente, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, Don Orione celebro misa allí por primera vez. Así le escribía, nuevamente al P. Sterpi, pocos días después:

“La capilla de esta Casa Central de Buenos Aires fue bendecida por S.E.R. el Sr. Nuncio Apostólico, que nos conforta con su paterna bondad (…) Esta capilla es hermosa y muy devota; la casa y la capilla se deben a la gran generosidad de la noble Sra. Damasa Saavedra, que quiso pensar en todo, ofreció así casa y capilla con todos los muebles y decoración necesarios. Celebre la primera misa en esta nueva casa el 28 de junio, fiesta del Sagrado Corazón, y sobre el altar preside la estatua del Sagrado Corazón”.

            Aunque desde sus inicios, la casa fue concebida con sede de gobierno, la misma recibió a los primeros residentes del Cottolengo de Claypole:

“...El ofrecimiento tiene mucha importancia: permite a Don Orione establecerse en la ciudad (…) Y también le permite recoger a los primeros huéspedes del Pequeño Cottolengo, pues el edificio de Claypole se está levantando, pero aún no está techado. De este modo los primeros se ubican en la calle Carlos Pellegrini, tanto más cuanto que la casa tiene lugar suficiente para los comienzos (...) un ex-sacerdote; un muchacho sordomudo con la madre viuda y una hermana tuberculosa; un niño de nueve años, huérfano de padre y abandonado por la madre, con el brazo izquierdo inutilizado; una viejecita francesa, quizás protestante; un viejo italiano despedido de una clínica que se queja porque está inutilizado para cualquier trabajo y no tiene nadie en el mundo; un hombre de 46 años, con la mano sin dedos…”



            A casi un mes de su apertura, el 25 de julio, el Mons. Copello, Arzobispo de Buenos Aires (quien aun no era cardenal) bendecía a los seis primeros asistidos del Pequeño Cottolengo de Claypole Argentino en dicha casa.

            Con el tiempo, la Casa de Carlos Pellegrini  se convirtió en un “lugar de peregrinación”, para obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, ricos, pobres, desde simples amas de casa y obreros hasta grandes empresarios, políticos, militares, diplomáticos, etc; quienes iban a buscar una palabra, un consejo de Don Orione, presenciar su misa, confesar sus faltas, pedirle una bendición, oraciones, u ofrecerle alguna ayuda.
            Aquella vieja casa, tipo “chorizo”, continuo su actividad ininterrumpida de gobierno y gestión hasta que un triste 17 de marzo de 1992, la embajada de Israel sufrió un atentado terrorista que cobro la vida de 22 personas. Si bien, no hubo víctimas, su estructura fue gravemente dañada, y con mucho dolor, debió ser.
            El 13 de noviembre de 1996, al cumplirse el 75º aniversario de la llegada de Don Orione a la Argentina, la Casa Provincial reabrió sus puertas. Presidió la misa y bendijo la nueva capilla Mons. Mario Bergoglio, entonces obispo auxiliar de Buenos Aires, hoy el Papa Francisco. 

El entonces Mons. Mario Bergoglio, auxiliar de Buenos Aires, hoy Papa Francisco

La arquitectura, moderna pero muy sencilla, había cambiado el aspecto de aquella casa antigua y tan llena de historia, pero su espíritu de fe y caridad seguía intacto.
            Hoy, la Casa Provincial sigue siendo sede de gobierno y administración, comunidad de fe y caridad, y lo más importante, lugar de encuentro con Don Orione.






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