Para Don Orione los achaques comienzan a hacerse sentir, se le escapa:
no son los de hace treinta años atrás.
Sobre todo no se ve el sufrimiento interior que lo acompañó en la Argentina y que sólo el
Señor conoce: “Pero Dios sabe porque estoy aquí”. No sabe cuándo podrá volver.
Está indeciso sobre un nuevo campo de acción: ¿abrir una nueva tienda
en la Pampa
argentina? ¿o ir a terminar sus días en el Chaco? Por esto le pide consejo al
obispo amigo y compañero de estudios. Él mientras tanto seguirá trabajando por la Iglesia y los pobres. Hasta el último aliento.
A Su Excelencia Revma. Mons
Pablo Albera
Obispo de Prov. Catanzaro
Mileto (Calabria)
¡Almas y almas! Buenos
Aires, 1° de Julio de 1936
Querido Excelencia, no te pude
escribir por San Pablo, ¡pero me acordé!
Que el Señor te conserve muchos y felices años para el
bien de la Iglesia,
y conceda a tu corazón de pastor y de padre todos los consuelos que un obispo
puede desear.
Espero que estés bien, también yo, gracias a Dios, estoy
bien hoy; en los días pasados no, pero siempre pude celebrar: el día de San
Pablo lo pase en cama, pero, ahora, estoy casi bien.
¿Qué quieres? Tengo mucho trabajo en verdad, y lo siento,
porque a pesar de la voluntad, no soy más aquel de hace treinta años atrás.
Pero todo aquello que todavía tengo, lo quiero dar al Señor y a la Iglesia, todo, hasta el
último aliento.
Que
bello y reconfortante es vivir y morir por el Señor, y por la Santa Madre Iglesia, y por el
Papa.
Yo pienso todos los días nostálgicamente en nuestra
lejana patria y en Tortona, en el querido Santuario, levantado, donde nosotros,
querido Monseñor, hemos crecido: pienso en los hijos en Jesucristo que deje, y
que amo tanto.
Pero Dios sabe porqué estoy aquí, y Dios hace bien todas
las cosas y vio que esta lejanía, este sacrificio haría bien a mi espíritu, y
¡hágase su voluntad!
Aquí tendría aún mucho trabajo, y veré pasar también este
año de aquí la Virgen de la Guardia, aquel día tan
querido para los tortoneses…
A veces pienso: ¿estará bien que prolongue esto, y que
termine mis días entre estos pobres, o predicando el Evangelio en la Pampa donde hay tanta
necesidad? Ahora ya hablo este idioma,
podría aún hacer un poco de bien, donde nadie va, donde nadie o
rarísimamente van a llevar a Jesús y a administrar los sacramentos.
En Italia los sacerdotes se chocan. El P. Sterpi trabaja
muy bien: pueden seguir adelante bien, ¡hay tanta necesidad! Como ves, te
escribo en confidencia: reza un poco más, y luego dame aquel consejo que me
darías cerca de la muerte.
¿Y Mons. Felice, cómo está? Confórtalo mucho de parte
mía, y recen por mí como yo rezo y lo haré por ustedes.
Bendíceme
con las dos manos.
Tuyo con afecto en J.C. y
María Ssma.
Sac. J. Luis Orione
“Pero poco me importa la vida, mientras pueda
cumplir mi carrera
y la misión que recibí del Señor Jesús”
(Hech 20,
24)
Fuente:
Scritti 49, 71
Muy lindo
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