En su carta “La única cosa necesaria”, el P. Flavio
cuenta un hermosa historia sobre la amistad y estima mutua entre Don Orione y
el famoso biblista, P. Alberto Vaccari, sj.
Pensando en una actualización de Marta y a Maria me viene a
la mente cuanto ha contado recientemente el card. Ángel Sodano de Don Orione y
Padre Vaccari.
Cardenal Angelo Sodano |
“Me preparaba a la licenciatura en teología a Roma, cerca de
la pontificia Universidad Gregoriana. Era la primavera del 1952 y visité al Padre
Vaccari S.J, conocido biblista sobre cuyos textos muchos de nosotros
estábamos estudiando. Ya anciano, él me habló con mucha nostalgia de la tierra
de la que provino, la Diócesis de Tortona en Piamonte. El discurso se desplazó
luego sobre otra grande figura de su tierra, Don Orione , ahora San
Luis Orione, concluyendo finalmente así: “Ese sí que ha hecho el bien, él sí
que ha servido de veras a la Iglesia de hoy. En cambio yo he tenido que siempre
trabajar entre los papeles, con el hebreo, el griego y el latino sin el
contacto directo con los fieles”.
P. Vaccari con el Papa Juan XXIII |
Sus palabras me golpearon - continúa el card. Sodano - porque
poco antes yo había leído en la vida de Don Orione que el Santo de Tortona
había dicho, hablando de su coterráneo y amigo: "Cuanto bien puede hacer
el p. Vaccari con su enseñanza en el Pontificio Instituto Bíblico. Cuántos
pueden así conocer mejor la Palabra de Dios y vivirla. Yo, en cambio, tengo que
ocuparme cada día de cosas bien más prácticas, al servicio de muchos chicos y
muchos pobres!”.[1] Qué grandes y santos estos dos curas que a veinte años,
suscribieron con la sangre una competición a “1° Quien habrá salvado más almas
en causa primera; 2° Quién será más santo”. Ambos, de diversa manera, estaban
concentrados y enclavados sobre “la única cosa necesaria”: Jesús.[2]
Don Orione en el Colegio "San Filippo" (Roma) |
Si desea leer, la carta del P. Flavio, clicar:
[1]
L'Osservatore Romano, 3.12.2005, p. 5.
[2]
“Ya en otras oportunidades les he dicho – don Orione hablaba a sus
clérigos – que para amar de verdad el Señor, la Virgen, las cosas santas, la Iglesia, es necesario
hacerse una idea fija... Nosotros debemos estar centrados únicamente en el amor
y la gloria de Dios y de la Virgen Santísima y la salvación de las almas...
¿Cuál era la actitud de la
Virgen hacia Jesús? Ustedes lo saben: ¡no vivía sino para Él!
No hablaba que de Él y para Él, sufría y rezaba de buena gana por Él; diría
pensaba lo que pensaba Jesús – si le fuese estado posible – tanto deseaba en su
amor estar cerca en sus sentimientos, deseos y afectos a los de Jesús... vivir
al unísono, en todo, con Jesús” Que linda exégesis de la “única cosa
necesaria” de Lc 10,42; in Sui passi di Don Orione, p. 88.
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