Algunos
textos breves que nos presentan el interés de Don Orione por la lectura y
conocimiento de la Sagrada Escritura. Investigación del P. Vicenzo Alesiani.
Con una biblia en la mano
Buenos Aires, 8 de mayo de 1935.
Calle Victoria 2084. Patrocinio de San José
Querido Sciaccaluga:
Con las hermanas que vienen, mándame una copia de la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento), en italiano, del P. Sales, dominico y maestro de los Sagrados Palacios Apostólicos, - la vende la librería Internacional Salesiana, aquella que me enviaron, la perdí en el tren (Scritti 27, 220).
Aconsejando
leer la Biblia
Ese año lean este libro (de Tobías) al menos dos veces: les hará mucho bien.
Lean también y aprendan de memoria los Salmos, los Santos Evangelios, las cartas de los Apóstoles y también algunos libros del Antiguo Testamento, como el Eclesiastés. Con la lectura de estos libros su corazón se formará en sentimientos de bondad, de humildad, de verdad: sentimientos que deben regir la vida de todo hijo de la Divina Providencia (Diario de Scoccia)
La primer
regla: el Evangelio
Repito que nuestra primera
regla sea entonces la observancia del Santo Evangelio. Mas, para cumplir el
Evangelio, es necesario, ante todo, conocerlo; conocerlo bien y luego, con la
ayuda de Dios, vivirlo, vivirlo en el espíritu y en la forma. Sólo así seremos
verdaderos cristianos y luego seremos verdaderos religiosos, si seguimos a
Jesús también en sus consejos evangélicos de la perfección. Nosotros somos
cristianos en cuanto imitamos la vida y vivimos la doctrina de Cristo y seremos
verdaderos religiosos, si vivimos la vida perfecta, consagrada enteramente al
Señor y a la Iglesia, con los santos votos, renunciando generosamente a
nosotros mismos y a las cosas del mundo, abandonados en las manos de Dios y de
nuestros Superiores.
Y para que el Evangelio se
pueda conocer mejor y cumplir, está bien que se imprima en nuestras mentes,
pero no sólo en trozos o bocados. Por eso les recomiendo, amados míos, la
lectura frecuente y el estudio del Santo Evangelio. Es por eso que la Imitación
de Cristo nos dice, desde el primer capítulo: “que sea nuestro supremo estudio
meditar en la vida de Jesús”. Y no dice meditar la vida, sino en la vida de
Jesús, o sea entrar en lo íntimo y vivir de Jesús, de la vida de Jesús.
Nosotros debemos entonces, tener el Evangelio siempre delante de los ojos, de
la mente y llevarlo en el corazón, vivirlo.
Las reglas y las constituciones de los religiosos son como el jugo
y el meollo del Evangelio, ellas nos enseñan precisamente el modo práctico de
vivirlo, nos enseñan el camino correcto para caminar detrás del Señor, y llegar
a la más alta perfección religiosa. (Carta a religiosos de la PODP. Buenos
Aires, 10 de agosto de 1935).
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