Al
cumplirse 80 años de la apertura aquella obra de caridad, queremos hacer
memoria agradecida, rememorar sus inicios y reflexionar sobre las intuiciones
del Fundador.
El
9 de octubre de 1936, Don Orione pronunció un discurso en la “Hora Católica”
por LR1 Radio “El Mundo”, explicando que era el Pequeño Cottolengo Argentino y
anunciando la apertura del consultorio para obreros:
“Hoy se prepara a abrir un Consultorio Médico
Gratuito para los obreros, en uno de los barrios más pobrecitos, cerca de Nueva
Pompeya. El consultorio funcionará en las horas en que los obreros estén libres
de su trabajo. Estará dirigido y atendido por el Consorcio de Médicos
Católicos”.
Junto
con la publicidad radial, un panfleto fue distribuido en el barrio:
El
10 de noviembre de 1936 fue la inauguración: “Como hemos informado, ayer a las 18 fue inaugurado un consultorio médico
gratuito para obreros, en la Calle Lynch 3634” (Diario “El Pueblo”, 11
de noviembre de 1936). Al día siguiente, Don Orione lo compartía con el P.
Sterpi:
“Aquí se inauguró ayer, con la más amplia
bendición del Card. Arzobispo, el 1º Consultorio Médico gratuito para obreros
de cualquier tendencia.
Esta en nuestra parroquia de la Divina
Providencia, un barrio todo de obreros y muy difícil. Esta bajo los auspicios
del Cottolengo y fue iniciado por la Obra del Pequeño Cottolengo Argentino. Tengo
la casa para uso, gratuita y puesta a nuevo, y pronto será ampliada, los
instrumentos y todo lo necesarios son gratis. El Consorcio de Médicos Católicos
se encarga de conducir la institución y ayudará con las medicinas.
Espero, con la ayuda divina, de abrir otros en
algún otro centro obrero. Es necesario ir al pueblo en todos los modos más
santos, ¡y llevarlo a la fe! Ayúdame, rezando. Puse esta iniciativa a los pies
del Divino Samaritano y de María Ssma., Salud de los enfermos, Madre de la
caridad; la confíe al Evangelista San Lucas, que era medico, al Cottolengo y
también a San Martín, obispo de Tours, patrono principal de Buenos Aires, en la
vigilia de cuya fiesta desee se realizase la inauguración. Deo gratias!
Ahora miro a Avellaneda, una ciudad de más de
100.00 habitantes, el mayor aglomeración de obreros de Argentina, separada de
Buenos Aires por un pequeño rio; ya tengo el local; un poco veo de hacer
comenzar el 1º y luego doy manos a la obra en el 2º, in Domino. Ustedes, recen,
recen; será una nueva forma de Cottolengo, un desarrollo de la Obra, según las
necesidades de los tiempos”.
Y
al entonces seminarista Enrico Sciaccaluga:
“Mira que ahora aquí se ha comenzado también la
Obra de los ambulatorios para obreros. El P. Sterpi te informará, le escribí:
es como un apéndice del Pequeño Cottolengo Argentino, y está hecha en común con
el Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires; es una obra social que podrá
hacen que Dios entre en muchas familias de las cuales Dios está afuera”.
Los
contenidos del panfleto, del discurso radial y de los escritos nos ponen en
contacto con el pensamiento de Don Orione sobre el Consultorio Médico: una obra
abierta a todos, ubicada en una periferia, con numerosas especialidades médicas
y horarios convenientes, llevada adelante con otras instituciones y con un
carácter cristiano.
No
podemos dejar de destacar que para Don Orione, el ambulatorio médico no era
sólo una nueva actividad, sino también “una nueva forma de Cottolengo, un
desarrollo de la Obra, según las necesidades de los tiempos”, “un apéndice del
Pequeño Cottolengo Argentino”.
La “obra de los ambulatorios” era forma de
caridad nueva, menos institucional y de avanzada, “una nueva forma de
cottolengo” en palabras de Don Orione. Una obra de caridad para los pobres
obreros que sólo funciono un año a causa de malentendidos y discusiones. Los
santos también experimentan en su vida el fracaso y la cruz.
Sus hijos e hijas siguiendo su espíritu, plasmaron
el sueño de Don Orione abriendo ambulatorios, consultorios y dispensarios
médicos, e incluso un hospital, en lugares como Kenya, Filipinas, Brasil, Togo,
Madagascar, etc.
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