martes, 28 de mayo de 2013

La estatua de María Auxiliadora del P. Miguel Cattaneo



 La imagen en escayola de María Auxiliadora, que se encuentra a la entrada del Centro Don Orione (Asturias), fue construida por el P. Michele Filippo Cattaneo, capellán del hospital San Antonio Abad y canónigo de la Colegiata de Santa María de Pontecurone (Italia), probablemente en el año 1868. Es decir unos 4 años antes de nacer San Luis Orione en su mismo pueblo. Ese mismo año el 9 de junio se inauguró el Santuario de María Auxiliadora en el barrio de Valdocco en Turín. Con este motivo el P. Miguel regaló a su amigo Don Bosco esta imagen para el nuevo santuario. Es por tanto una de las primeras auxiliadoras veneradas por los salesianos. 
 
El mismo Don Orione nos cuenta una simpática anécdota ocurrida en el traslado de la estatua: Acabada, por tanto, aquella estatua, narra Don Orione, el Canónigo no sabía si trasladarla por tren o con un carro, temía que se rompiese. Para mayor seguridad la colocó cerrada en una caja sobre un carro y se la dio en custodia al sacristán de Pontecurone, un cierto Bautista, y al carretero para que la llevasen a Turín; y él les precedió, probablemente en tren. Los conductores, llegados a un cierto punto, tenían que atravesar un pequeño torrente: pero el puente que conducía al otro lado, se había hundido. A nosotros no nos falta coraje, dijo entonces el carretero; nosotros con nuestros caballos, pasaremos.  Llegados sin embargo hacia la mitad del torrente, los caballos se pararon y la carreta se empezó a hundir cada vez más en la arena. Los dos conductores se encontraron perdidos. Pero en ese momento pensaron en la estatua que transportaban e invocaron a la Virgen. Entonces ocurrió un hecho: se sintieron como elevados y llegaron fácilmente a la otra ribera: y prosiguieron el viaje hasta Turín. En el pueblo después y, especialmente el sacristán, hablaban mucho de este suceso, que no se encuentra registrado en ningún libro. Yo no habría pensado nunca encontrarme con esa estatua; pero, después de dos años en los que oí contar estas cosas, ingresé en Valdocco, con Don Bosco, donde estaba aquella estatua famosa. 


Cuentan que Don Orione le tenía mucha confianza a esta imagen y le decía, que tú eres de mi pueblo. Probablemente ante esta imagen hizo Don Orione sus primeros votos privados y en enero de 1888 estando Don Bosco muy enfermo, junto con otros alumnos, ofreció la vida por su gran bienhechor.



¿Pero quién era el P. Miguel Cattaneo?

 El Capellán del hospital de Pontecurone, el P. Michele Filippo Cattaneo y canónigo de la Colegiata de Santa María, además de su afición a realizar humildes imágenes piadosas que solía regalar a las parroquias del entorno tuvo una influencia importante sobre el pequeño Luis Orione. Empezó a interesarse por Luis desde que éste tenía unos 8 años, teniéndolo con gusto cerca de sí en el tiempo en que la mamá no le necesitaba. Don Orione definía a este piadoso sacerdote como verdadera sal de la tierra, hablando a menudo de él como de quien obtuvo ayuda de todo tipo, especialmente para su formación moral, lo cuenta el P. Sterpi. El P. Miguel tenía por entonces sesenta y cinco años. Vivía en el número 52 de la Vía Maestra, al lado de la casa de los Marchese, donde vivía Luis. 

  Hombre ejemplar, de familia noble y bastante rica, recuerda Don Orione, se había dado de tal manera al ejercicio de la caridad que era el amigo de los pobres, tanto que daba incluso la carne que sus familiares preparaban para él; visitaba siempre a los enfermos del pueblo y especialmente del hospital, les asistía y les ayudaba de cualquier modo. En invierno les ofrecía su cuadra para que se cobijasen. Hizo construir en Pontecurone con su propio dinero algunas casitas que dejaba gratuitamente para que las habitasen familias necesitadas. Mientras él se iba a vivir en casa de otros, pagando el alquiler. Todos en el pueblo tenían por él una grandísima estima. Seguramente con él Luis sintió los primeros gérmenes de la vocación. Tendría ocho o nueve años; y sin embargo tengo todavía en los ojos y en el alma la imagen de aquel Sacerdote.


El P. Miguel murió el 14 de junio de 1886. El joven Orione por entonces enviado a casa por motivos de salud por los padres franciscanos de Voghera, estuvo presente en los funerales. Recuerdo todavía, narra el Santo, que cuando murió el Canónigo Cattaneo yo volvía a casa de los Frailes el día en el que se hacían los funerales; y me parece oír aún todas las campanas de los cuatro campanarios y toda la gente que se invitaba diciendo, vayamos a la sepultura del Canónigo Cattaneo. Su memoria después de cincuenta años perdura aún en el pueblo en bendiciones y se la transmiten de padres a hijos. El Cattaneo fue el último Canónigo que hubo en mi pueblo, un santo canónigo, que llenó de virtudes a los demás. Cuando murió, no tenía absolutamente nada, había dado todo a los pobres, y todo el pueblo, hasta los masones, fueron a su funeral. Yo de niño, viendo a ese Santo Canónigo, decía para mí: ¡Yo seré también como él!



 ¿Cómo llegó la estatua a España?

 Por los años 60, el P. Lorenzo Nicola responsable de la obra de Don Orione en España se la pidió a los salesianos de Turín viendo que la tenían retirada y se la dieron. Quiso llevarla al seminario de Frómista (Palencia), el gran sueño del P. Lorenzo en España. Cuando se cerró el seminario 1997 se la trasladó a esta casa de Posada (Asturias).

  
Para conocer mas sobre el Centro Don Orione de Posada de Llanes (Asturias), visite:
 http://www.orioneasturias.org




* Los datos históricos están tomados de Don Luigi Orione e la Piccola Opera Della Divina Provvidenza Vol.I pág. 165-175.

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