Mi papá recuerda
siempre con mucho alegría y emoción la época en que él y muchos chicos más iban
a misa los domingos a la mañana[1] para recibir los tickets del cine parroquial, donde disfrutaban
viendo películas de vaqueros y aventuras.
Y así como él, muchos
aun recuerdan el cine parroquial de la Divina Providencia en Nueva Pompeya, el
“cine del P. Re” en Claypole, el de Mar del Plata y tantos otros.
Todo esto me
llevo a investigar un poco el pensamiento de Don Orione sobre este tema y ver
que el cine fue uno de los entonces modernos medios de comunicación que él y
sus hijos utilizaron para la evangelización y el esparcimiento.
En una carta al P. Cribelati,
Don Orione escribía: “Durante la cuaresma, se podría
dar la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, me dijeron que hay una versión para
el cine que es muy piadosa, y que en Alessandria hizo más bien que el
predicador de cuaresma de la Catedral” [2] y en otro de sus escrito leemos: “Con respecto a
instalar una cine en la iglesia, yo estoy muy contento: 1) siempre
que las películas tengan una buena moral y nada que sea contra la fe, (…) basta
con que haga bien a las almas, yo soy feliz”. [3]
Para Don Orione, el objetivo era claro: el cine debía hacer el “bien de las almas”.
Para Don Orione, el objetivo era claro: el cine debía hacer el “bien de las almas”.
Pero
el uso del cine, como el oratorio y otras iniciativas pastorales, no fue
siempre bien entendidas por todos. En una carta del P. Dutto al P. Contardi, el
primero abre su corazón y le comparte la incomprensión que sufre por ello en la
parroquia de Pompeya:
“… el
sábado vino la Sra. N.N., la cual luego de hablar de cosas indiferentes,
expresó que, según ella, se debería suprimir el cine que se da los domingos. Me
limité a decirle que bien podían hacerlo, pero eso significaría la destrucción
de la obra y que yo agotaría todos mis esfuerzos para evitar tan lamentable
medida. (…) Estas cosas me hacen tanto sufrir, por que revelan que no se
comprende en qué consiste la Obra del Asilo y cuál es el alcance social de su misión,
y si quisieran reducirla al grupito de niños del Post-Escuela. Dígame Ud.
cuántos y quiénes serían los niños del post-escuela sin cine, sin banda, sin
boyscouts, sin tarcisios, sin dactilografía. Bien podrían cerrar sus puertas. También
los salesianos dan cine los domingos en sus oratorios: es un medio de
atracción, (no digo de educación), insustituible en nuestros días”.[4]
Para
el P. Dutto, como para muchos otros orionitas, la cuestión era vital: sin cine,
sin oratorio y sin otras propuestas; no hay niños en las parroquias. Algo que
muy simple, pero que no todos entendían.
Un
ejemplo de la efectividad del uso pastoral del cine, lo encontramos en informe
del mismo P. Dutto, escrito unos meses después:
“Oratorio festivo: todos los domingos
concurren al Asilo Infantil para la misa un promedio de ochocientos chicos
(digo 800, y le pido quiera creerme, porque no es una exageración americana,
sino una feliz realidad), a quienes se les da un ticket de asistencia, con el
cual tienen derecho a asistir al cinematógrafo por la tarde gratuitamente (este
es el secreto de la numerosa asistencia); durante la misa se hace una
explicación del catecismo de 20 minutos o 15, y luego, en intermedio del cine,
se explican una veintena de imágenes de temas religiosos, morales y educativos”.[5]
¿Cómo hacer
que los chicos del barrio fueran a misa? ¿Cómo acercarlos a la parroquia?
Simple dándoles entradas para el cine parroquial. De este modo, acercaban a los
niños a la comunidad, los hacían que participar de la misa y les daban
catequesis durante la función.
La presencia de los niños y
jóvenes en las parroquias y obras de la Congregación fue algo prioritario para
Don Orione y sus hijos.
Don Orione y sus primeros
hijos supieron usar los medios de comunicación y esparcimiento más modernos
para evangelizar y acercar a niños y jóvenes a las parroquias, oratorios y
centros juveniles. Un ejemplo de inteligencia pastoral y amor a los jóvenes.
"Los jóvenes, ¿ellos están lejos o nosotros estamos
lejos?"
(+)
P. Giusseppe Masiero fdp
[1]
Recordemos que antes del Concilio Vaticano II, la misa se celebraba solo por la
mañana.
[2] Carta al P. Cribellati.
Roma, 7 de Febrero de 1913. Scritti
28, 39 y 28, 58.
[3] Carta
a un “muy querido en Jesucristo” (Carissimo
in Gesù Cristo). Roma, 24 de Abril de 1913. En la carta no hay ninguna
referencia sobre el destinatario. Scritti
24, 27 y 24, 34.
[4] Carta del P. Dutto al
P. Contardi. Buenos Aires, 30 de enero 1940, Dutto-Lettere 1932-1945, tomo II, 505-506. Documento inedito en
Archivo Casa Provincial Argentina (ACPA).
[5] Carta del P. Dutto al
P. Sterpi. Buenos Aires, 16 de julio de 1940, Dutto-Lettere 1932-1945, tomo II, 519-520. Documento inedito en
Archivo Casa Provincial Argentina (ACPA).
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