martes, 15 de octubre de 2013

María, la gran madre que no muere



Durante su visita al Santuario de Itatí (Corrientes, Argentina), el 27 de junio de 1937, Don Orione expresa su amor a María, la gran madre.

¡María! María Santísima!
¿No eres tú "el segundo nombre"?
¿Hay algún nombre más suave y más invocado
después del nombre del Señor?
¿Hay alguna creatura humana,
alguna mujer, alguna madre más grande,
más santa, más piadosa?


Nuestras madres pasan, mueren;
María, Madre de nuestras madres,
es la gran Madre que no muere.
Han pasado veinte siglos,
y está hoy más viva
que cuando cantó el Magnificat
y profetizó que todas las generaciones
la llamarían bienaventurada.

María perdura, vive y permanece,
porque Dios quiere que todas las generaciones
la sientan y tengan como Madre.
María es la gran Madre
que resplandece de gloria y de amor
en el horizonte del cristianismo;
es guía y consuelo para cada uno de nosotros:
es Madre poderosa y misericordiosísima
para todos los que la llaman e invocan.
Es la Madre misericordiosa y santísima
que siempre escucha los gemidos del que sufre,
siempre dispuesta a escuchar nuestras súplicas.

Es Dios quien la hizo tan grande:
“el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas” [Luc 1, 49]
y la hizo grande porque la vio tan humilde,
“El miró con bondad la pequeñez de tu servidora” [Luc 1, 48]
y la hizo grande,
llena de gracia,
bendita entre todas las mujeres,
toda pura e inmaculada,
porque la eligió por Madre,
y, como tal, quiere que sea honrada
por sobre toda la creación.
Y el honor rendido a Ella
sube hasta su Hijo, el hombre-Dios,
 Jesús, nuestro Señor.


Esta es nuestra fe en María, nuestro culto
y nuestro dulcísimo amor
a la Virgen Santa, a la Madre de Dios 
Nosotros vamos a Jesús por María.
Los pastores buscaron a Jesús,
y lo encontraron en los brazos de María.
Los Reyes Magos vinieron desde una región lejana
buscando al Mesías,
y lo adoraron en los brazos de María.
Y nosotros, pobres pecadores,
¿dónde podremos encontrar ahora y siempre a Jesús?
 ¡Hijos míos, lo encontraremos y adoraremos
en los brazos y en el corazón de María!
                                   
Antiguo Santuario de Itati





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